Jareth Vorg
— Permitenos conquistarte — Respondo.
Hera me mira como si algo en mi cabeza fallara.
— Estoy segura que primero me van a espantar.
— Auch — se queja Iven.
Magnus, Alden y Alaric se mantienen callados, son más de analizar además en casos donde no ceden a sus peticiones o objeciones pueden utilizar métodos más cuestionables que podrían dañar más esto.
— Hera, ofrezco algo cordial somos cinco, por lo tanto nos darás un periodo de 5 meses para que nosotros te acortejemos y conquistemos, y sino lo hacemos está bien, aceptamos ese rechazo — respondo haciendo mis manos me vean.
Todos me gruñen y alzo las manos en son de paz.
— Es imposible lo haga, somos almas gemelas, en cinco meses será nuestra por completo.
Ellos me miran molestos, si Hera luego de cinco meses sigue con esto, no saldrá bien, yo solo estoy dando un tiempo para que lo acepte.
— ¿Hay cocindiones? — pregunta.
— Una, vives y comes con nosotros.
— Podré ir a mi reino.
— Dos veces por semana, al menos los primeros dos meses — respondo.
— Tengo las mías también.
— ¿Cuáles?
— Si ustedes hacen una falta hacia el lazo que nos une, el acuerdo se rompe y automáticamente los podré rechazar, así solo haya sido uno.
Se refiere a si cogemos con alguien, que linda.
— Bien
Los cuatro me responden por el enlace.
— Está bien ¿Algo más?
— Podré salir y hacer mis cosas sin ser controlada por ustedes...
— Puedes ir hacer siempre y cuando digas a dónde y con quién irás — responde Magnus.
— No, tengo una vida aún, y quiero mi libertad.
— No sales, no hablas y no tratas con nadie sino lo sabemos — responde Iven.
— ¿Aplica a ustedes?
— ¿Por qué no? — responde Alden.
— Está bien — acepta — Pero tres días para ir, necesito saber cómo están las cosas en mi reino y no puedo irme así sin más, hay cosas que debo arreglar.
— Está bien, Martes, miércoles y jueves — responde Alaric — Son días entre semanas que imagino tu ocupas bastante igual que nosotros y luenes, no sabemos que podemos hacer un fin de semana, podrias necesitar lunes para descansar.
— Está bien, voy a requerir de una habitación para usarla como oficina en casa, hay cosas que necesitaré hacer a distancia — responde Hera.
No sé por qué me causa conflicto lo fácil que cede, como si me estuviera perdiendo de algo.
— ¿Algo más? — pregunta Alaric.
— No creo, ahora sí me permiten, me voy a retirar a la habitación por qué quiero hablar con Lucia.
— Está bien.
— Adelante.
Se levanta y sale del comedor sin más, mi mirada recorre su cuerpo, esa ropa está perfecta para lucir el cuerpo que tienes, es delgada Pero es un cuerpo lleno, tiene todo lo que necesita en los lugares exactos y correctos, y aunque es más baja que nosotros, tiene una altura perfecta.
— Será difícil — responde Iven — y no se por que no creo en todo lo que dice.
Miro a Alden que se ha quedado observando por dónde se fue Hera.
— ¿En qué piensas Alden?
— Recuerdo a la hija de Laney, tenía ojos verdes y cabello rubio, Hera no es así, si bien lo recuerdo la hija de Laney tenía cinco años y eso fue hace veinte años atrás.
— ¿Que quieres decir con eso? — pregunta Magnus.
— Pero Hera huele exactamente como el día que matamos a Kellan, debemos saber que paso con la otra hija de Laney, escríbele a Ava, el concejo debe saber.
— ¿No creen que Hera sea Hera? — pregunto.
— Laney nunca dijo el nombre de sus hijas — responde Alaric.
— Supongo que las quería proteger y le costó su vida — digo.
Murió cuando Hera cumplió los 19 años.
Alaric se comunica con Ava, por lo que todos vamos a la oficina donde Hera no pueda oír.
— ¿Que ocurre? — pregunta Ava.
— Sobre la hermana de Hera, la otra hija de Laney ¿Que sucedió con ella? — pregunta Alden.
Ava nos mira confundida por la pregunta.
— Hera tiene la custodia de su hermana, después de la muerte de su padre, esa niña perdió la cabeza, no sabemos más ya que solo Hera tiene acceso a ella.
— ¿Nadie de los suyos ha ido por ella?
— No, desde la muerte de Kellan, y el conflicto que ocurrió ellos quedaron mal, además es peligroso pisar esas tierras.
— ¿Cómo se llama la otra hija de Laney? — pregunto.
— No recuerdo, en realidad Hera nunca ha dicho su nombre, la sobre protege demasiado ¿Por qué la pregunta? Todo referente a su hermana no es de nuestro conocimiento accesible ya que Hera lo prohibió.
— ¿Sabe de la alianza que tuvimos con su madre?
— No, todo lo que ocurrió hace veinte años, murió junto a ese monstruo, Pero no entiendo por qué tantas preguntas al respecto.
— Solo no nos explicamos por qué Hera nos odia.
— Pues ustedes las mejores personas no son — nos recuerda Ava — y todos los que ceden a ustedes es por el poder que les pueden dar y Hera ya tiene poder, dinero y el respeto de toda una gran población, no hay nada que le puedan ofrecer para mantenerla atontada por ustedes, literalmente están unidos solo por el hilo rojo.
— Gracias Ava, siempre tan sincera — le gruñe Iven cortando la llamada.
— Nada más podemos hablar con nuestros contactos — digo.
— Si, mientras hacer un plan de cortejo — se gira Alaric hacia mi — ¿Que plan tienes hermano? ¿EN QUE MALDITA CABEZA CABE CEDER A ESA PETICIÓN? — me grita furioso.
— Solo es para hace tiempo Alaric, cálmate — le respondo.
— Si pero sino cumplimos nos va a rechazar — me recuerda Iven.
— No veo tan difícil conquistarla, y para su información ya tengo el plan de hoy, el de mañana se encarga uno de ustedes — respondo.
— Jareth tiene razón, sino era eso ¿Que se les ocurre? Ella se ve dispuesta a rechazarnos y alejarnos — responde Magnus.
— No me agrada la idea, es como si fuéramos títeres en sus manos, es una cría — gruñe Alaric.
— Tiene 25 — defiende Magnus.
— Ah y como tú tienes poquitas décadas Verdad — le recuerda.
Trato de no reírme, es cierto que somos demasiado viejos, pero nos vamos adaptando a las épocas y de alguna manera seguimos siendo jóvenes cuando no se envejece, es como si eso fuera algo que nos altera un poco la realidad.
— ¿Cuál es tu plan? — pregunta Alden.
— Llevarla a conocer la manada y hospedarnos en las posadas de los pueblos para que conozca como gobernamos...
— ¿Para que nos odie más? — pregunta Iven.
— No, para que vea que somos justos.
— Justamente despiadados querrás decir — dice Iven de nuevo.
— Parece que no estás muy de buenas.
— Bueno, hay cosas que no podemos cambiar, solo debemos mostrar lo que no es tan malo.
— Está bien, veamos que pasa.