5. Plata

1833 Palabras
Alaric Vorg Bebo el champagne sintiendo una rara sensación desde que llegué a este lugar, me gustaría decir que llegamos mucho después de la hora acordada sin darle mucha importancia al evento, Pero la impuntualidad no es lo mío, ni de mis hermanos y debido a la situación, la intriga nos hizo llegar media hora más temprano. Ya que querian venir antes pero Magnus y yo fuimos coherentes. — ¿Que piensas tanto? — le pregunto a Alden. Estamos en una habitación exclusiva para nosotros. — Recuerdo que conocí a la hija de Laney de pequeña... — ¿A Hera? — pregunta Iven. — Si, Pero no recuerdo haber sentido algo peculiar, no sentí ese interés de protección o algo parecido. Parece muy pensativo, habia olvidado eso Pero ahora que lo dice tiene razón, recuerdo eso de manera clara, Laney parecía estar muy mal ese día, fue la única alianza que tuvimos con ella, siempre nos pareció una estafa. — Tenía cuatro o cinco años ¿Verdad? — pregunto. — Si Pero recuerdo que sus ojos eran de color verde, no miel verdoso y era rubia, no castaña — responde Alden. — Si es un engaño lo sabremos, no debes ponerte ansioso — le responde Magnus. — El tiene razón, además yo recuerdo perfectamente su aroma, como esa vez. Alden me mira a los ojos. — Yo también — responde. ¿Como olvidar un aroma tan único? — ¿Entonces que les preocupa? — pregunta Jareth. — ¿Que no sea ella? — sugiere Iven. Lo que me preocuparia es que fuera ella... Por qué siento que algo no cuadra. — Creo que sería más extraño si ella es nuestra mate... Por qué el día que la sentimos, fueron en territorios demasiados lejanos a estos, territorios donde ella no podría estar ¿No lo creen? — respondo yo. — ¿Están seguros que ese día si era nuestra mate a quien olieron? — pregunta Jareth. Mi lobo gruñe molesto al igual que el de Alden, me tenso por eso, siento la molestia de mi lobo de manera palpable. — No quiero ofenderlos — aclara viéndonos a los ojos. Seguramente están dorados. — Estoy seguro — respondo yo. Alguien toca la puerta interrumpiendo la conversación, nos hacen saber que la mayoría de invitados han llegado, que el concejo y algunos líderes nos esperan, los cinco salimos de la habitación. Ava, Thea y Shayan son los primeros en recibirnos, Ava se da una mirada cómplice con Alden, supongo que teme digamos algo que la comprometa. Todos nos saludamos de manera amable, o lo que podría ser amable para nosotros. — ¿Y se puede saber la razón de esta reunión? — pregunta Iven. Yo mantengo mi distancia odiando la idea que se me acerquen demasiado, todos parecen alcones, viendo a quien insertarles sus garras primero. — Se acerca la época de caza y debemos estar atentos — comenta Shayan, maldito hipócrita — y no estaría mal tener un poco más de empatía. — Me imagino — responde Jareth. — ¿Por qué no caminamos y damos una vuelta? Hay muchos invitados que desean tratar con ustedes. Apenas y puedo tratar con ellos como para querer tratar con alguien más. Veo a Magnus y Alden, ambos aceptan, demasiado amables para mí gusto, empezamos a caminar, observo mi alrededor, soy consciente de las miradas que captamos, buscan atención, almenos algunos otros parecen odiarnos pero nos dan sus hipócritas sonrisas. Siento una intensa mirada en mi, pasa un largo tiempo y esa sensación sigue provocando la busque hasta que me encuentro con la mirada de Malika, me tenso molesto. Está no es una gala para cualquiera, seguida de ella está Nara y Leonia. — Hoy se presentarán varias figuras importantes con las cuales pueden interactuar — nos habla Thea quitando mi atención de las tres mujeres que me miran de manera intensa. Creen que ya nos han cazado. — ¿Quienes podrían ser de nuestro interés? — pregunta Iven. Ava nos mira cautelosa, ellos no saben que nosotros sabemos que estamos acá por la Reina Hera. — La reina Hera por ejemplo, recuerdo que anteriormente en el pasado tuvieron alianzas con su madre, la Reina Laney, no les caería mal hacer una alizan con Hera. Caminamos hasta ponernos cerca de la gran ventana que deja la luna ilumine, la luna tiene el poder de darnos paz a los hombres lobo. — Eran tiempos diferentes — hablo yo — y Hera es demasiado joven, ella no es su madre — sanjo. Thea sonríe tensa, Alden me da una mirada sería. — Hera es una señorita muy recatada, es reservada, justa y madura — defiende. Y una monedita llena de sorpresas si oculta tal información de sus máximos gobernantes. Siento como todos los invitados empiezan como a hablar de algo en particular, señalando o algo similar. No soy el único que lo nota, The se adelanta a ver qué ocurre, Alden le sigue, caminamos un poco. — Hera... ¿No creen que la pusieron al poder demasiado joven? — inquiero. — Hay alfas que gobernaron desde los 4 años — me recuerda. — Usted sabe que ellos no gobernaban nada, los ambiciosos que tenían a esos niños eran quienes gobernaban solo teniendo una vida de poder en sus manos — le recuerdo yo — sin embargo ¿Con Hera es igual? — No podemos juzgar hasta conocer — me habla Alden. — Que demócrata. — Hera es una señorita ejemplar, parece formada a la antigua... Se calla cuando los murmullos se hacen más notorios, Alden le da una mirada a nuestros hombres y los demás invitados que nos miran por momentos, empiezan abrir un camino, doy unos pocos pasos al frente, un aroma peculiar que solo había sentido una vez comienza a sentirse en el lugar, mi lobo comienza a ponerse inquieto, comienzo a caminar, Thea me sigue y no soy el único que comienza a buscar de donde proviene el aroma, Alden y Magnus también. El aroma es único y lo sé por qué mandé a hacer varias velas con ese aroma único que raras veces he sentido Pero en ningun lugar tan intenso como en ella. Miel de eucalipto. — Mate — gruñe mi lobo tan fuerte que siento mi cuerpo calentarse, los músculos empiezan a crecer y mi respiración es más pesada. Es ella, no tengo dudas, es ella y siento una gran confusión al momento, conforme camino y las personas se abren paso el aroma se hace más intenso y siento mi cuerpo comienza a querer a cambiar. Las personas se abren por completo y la logro ver, en ese mismo instante el aroma me golpea, hay una hermosa mujer mucho más hermosa a la de la foto, me es difícil no repasarla con la mirada quedando atónito. Lo que veo no tiene nada de recatada y formada a la antigua. Hay tanta piel expuesta y lo único que cubre las partes de su cuerpo es un diseño de ramas que podría jurar están hechas de plata, mi oído se agudiza y no se si es su corazón o el mío el que oigo en mis oido. — Mate, ve por ella — ordena mi lobo empezando a gruñir. Hera hace aún lado su cabello logrando el aroma me golpee más fuerte, siento mi cuerpo dejar de reaccionar a mí, su mirada se centra en mis hermanos y yo, es frívola y podría jurar que la sonrisa que se forma lentamente en sus labios es lo más falso que he visto en mi vida. Mi cuerpo deja de obedecer y solo siento como mi cuerpo se dirige hacia ella, una mujer da unos pasos hacia al frente Pero la ignoro, no pueden hacer nada, no soy el único que camina hacia ella, siento mi lobo me controla, ella mira a los lados en busca de algo, se da cuenta que no puede retroceder o no quiere hacerlo, Pero ya no tiene salida, en menos de nada está rodeada por todos nosotros, alza la mano hacia mi en busca de espacio Pero el espacio es extremadamente reducido, su mano golpea en mi pecho y mi cuerpo se estremece. — Un poco de espacio por favor — susurra su melodiosa voz. — Nuestra — gruñe mi lobo y creo no soy el único. Mis manos van directo a su cuerpo y ella retrocede. — Les sugiero no tocarme — lo ordena a pesar de sus palabras de sugerencia. Doy un paso más y la tomo de la cintura quemando me al instante, suelto un fuerte gruñido, mis hermanos también lo hacen. No puedo saber lo que hacen, los cinco estamos concentrados en ella. Me fijo en lo que trae puesto. — Es plata — dice Alden. Ella sonríe asintiendo con la cabeza. — Lamento mucho este inconveniente mis alfas — hace una pequeña reverencia que parece más una burla — Pero espero puedan darme el espacio suficiente para movilizarme por qué en cuanto a tocarme trata, no podrán hacerlo — advierte con seguridad. Sigo repasando su figura sensual cubierta en plata, no entiendo como puede caminar tan tranquila, eso debe pesar. — Usted sabe mejor que cualquiera lo que nos atrae a usted — habla Magnus, sus ojos están completamente dorados. — Y usted saben mejor que yo lo que me aleja de ustedes, no creo que les agrade dar un espectáculo enfrente de todos los que nos ven con atención — aclara. La sangre me hierve y la furia recorre todo mi cuerpo, nos ha negado el derecho de tocarla, y es tan cínica olvidando que nosotros estamos por encima de ella y que acá se hace lo que nosotros ordenamos. — Dile al concejo que nosotros nos retiramos, con Hera y busca un abrigo para ella — ordena Alden a nuestro beta por el enlace que tenemos. No dejo de ver a Hera a los ojos, sus ojos parecen estar vacíos sin dejarme ver nada, y su postura es firme y segura. No puedo oír lo que piensa y eso me inquieta. — Yo no me iré — habla hacía Alden — y tampoco me pondré un abrigo... — Lo que traes puesto no se puede considerar ropa, no cubre nada — le gruñe mi hermano. — Lo uso yo, no tu, es mi problema si cubre o no — espeta con seriedad. ¿Acaso quiere morir? — Intentar matarla o herirla es una sentencia mortal para nosotros — me gruñe mi lobo. Hera da un paso al frente intentando salir de nosotros Pero Alden la toma del brazo ignorando la plata que lo cubre, el sonido de la quemadura me tensa Pero mi hermano no la suelta y ella se queda atónita mirando el agarre. — Te estás quemando — le hace ver algo obvio intentando soltarse, ella tira de su brazo pero el no cede. — Era tu propósito ¿No? Lamentablemente de aquí no te mueves sin nosotros, eres nuestra — le gruñe.
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