Comencé a jugar con mi pie en la tierra mientras seguíamos esperando por los dos. Suspiré exhausta al notar que llevaban más de una hora dentro; miré a Frederick y sonreí divertida al ver que estaba a punto de dormirse. - Si quieres yo puedo quedarme aquí y así tú puedes irte a descansar – Negó con los ojos a punto de cerrarse – Frederick, tienes que dormir, ¿cómo vas a ordenarles algo si no te encuentras en las mejores condiciones? - Eso no importa Melissa, lo que necesito es… - Sacó el celular de su bolsillo y comenzó a teclearle a alguien – Una taza de café n***o y un pedazo de pan. - ¿Quieres que vaya a traértelo? – Negó. - No te preocupes, ya mandé a alguien para que me lo traiga – Se encogió de hombros – La ventaja de ser importante en esta manada. A