Las luces frías del salón de juntas parpadean una vez, como si también ellas dudaran de mi capacidad para mantenerme en pie. Me acomodo los puños de la blusa blanca de seda, las uñas enterrándose en las palmas para no delatar el leve temblor que me recorre los dedos. Mi voz tendrá que ser firme, aunque mi estómago esté completamente revuelto desde que me levanté esta mañana para correr al baño. —Como ya saben —empiezo, con un leve asentimiento hacia la cabecera de la mesa donde está Gedeón—, llevo unas semanas desarrollando el plan de inversión a largo plazo en la mina ubicada en Colombia. Hoy quiero mostrarles los resultados del estudio de rentabilidad y proyección de recuperación que elaboramos con el equipo técnico. Azrael está a dos sillas de distancia. No dice nada. Solo me mira. M