CAPÍTULO 9.

2783 Palabras

La noche cae sobre la mansión como un presagio. No es solo la oscuridad lo que pesa. Es el silencio espeso, cargado, casi ominoso, que se cuela por las rendijas de la ventana y se adhiere a mis huesos. Estoy acostada, pero no duermo. No puedo. El reloj marca las diez y media. Hace más de una hora que apagué el móvil. No quiero notificaciones, ni llamadas, ni mensajes de nadie. Si el mundo quiere seguir girando, que lo haga sin mí por unas horas. Me remuevo en la cama y mi cuerpo protesta por la jornada: por el esfuerzo y por las emociones reprimidas. La luz tenue de la lámpara sobre el velador baña la habitación con un resplandor dorado y cálido que no alcanza a calmar el torbellino en mi pecho. Mi estómago, en cambio, se muestra más receptivo. Tímido, sí, pero menos hostil. Tal vez fuero

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR