POV. AZRAEL. El rugido del motor se apaga cuando el SUV se detiene frente al Red Viper. La noche se derrama como tinta sobre la ciudad, y el neón rojo del letrero vibra en la oscuridad, pulsando como un corazón enfermo. Respiro hondo antes de abrir la puerta; el aire estaba cargado de humedad y humo, el preludio de lo que sé que voy a encontrar adentro. Es como un ritual. Un infierno disfrazado de paraíso para quienes no conocen la verdadera oscuridad. Yo sí la conozco y la domino. Empujo la puerta del club y, como siempre, la primera bofetada es el olor a alcohol, cigarro y sexo. Es penetrante, espeso, adherido a cada rincón, a cada respiración. Es el aroma de la decadencia, del deseo más sucio y de las promesas que jamás se cumplen. Lo inhalo como quien reconoce su territorio. El Red V