Entro a la habitación y me dejo caer en la cama, ha sido una semana de muchas emociones. —Hija —me llama la atención mi madrina entrando. —¿Qué pasa madrina? —me incorporo asustada. —No pasa nada —me tranquiliza—. Estaba tocando la puerta y no me escuchabas, sé que Caleen está en la cocina y por eso me atreví a entrar. —Estaba muy metida en mis pensamientos —suspiro. —Me imaginé. —¿Pasó algo? —le pregunto. —No, solo que no hemos tenido mucha oportunidad de hablar y quiero saber ¿cómo estás? —me interroga acomodándose a mi lado. —Enamorada como una adolescente —respondo. —Eso ya lo había notado —se burla. —Qué te puedo decir madrina, creo que llegó la hora de recuperar todo lo que hemos perdido, ver a Caleen y a Eileen conviviendo todos los días, me ha hecho pensar en que y