Al entrar a la cocina, mi pequeña corre a mis brazos. —¡Mami! —exclama emocionada. —Hola, mi llaverito —digo abrazándola sorprendida. —¿Cómo estás? —pregunta mi madrina acercándose a saludarme. —Bien madrina, no me esperaba esta sorpresa. —Mi papi y yo lo planeamos —declara Eileen orgullosa—. ¿Te gustó? —Por supuesto, mi amor. —Papi, ¿vendrá Ossey a desayunar? —Claro pequeñita, ya no debe tardar. —¿Ya la conoces? —me pregunta mi madrina, ya que sabe perfectamente los celos que me ha provocado Ossey. —No, aún no. —¿Pues qué estuvieron haciendo el fin de semana? —me interroga murmurando para que solo yo la escuche. —No preguntes madrina, pero te aseguro que las “oportunidades”, no faltaron. Ella se ríe y me acerco para ayudar a Caleen con el desayuno. —¿No piensas saludarme?