Capítulo 24

2346 Palabras

No me suelta la mano ni por un segundo, supongo que por miedo a que mi torpeza me haga matarme contra el suelo. La tierra está mucho más transitable que la última vez que pasamos, al menos no nos hundimos. Lástima que el pobre tiene que cargar con sus bolsos, los míos —porque volvió a negarse a que yo lo lleve—, tomarme de la mano e intentar ver con la poca luz que da la linterna, ya que apenas tiene potencia. Tras diez minutos de caminata, al fin llegamos a una carretera. El auto de Santiago no se ve por ningún lado y me da muchísimo miedo de que se lo hayan robado. —Bueno… —comienzo a decir, pero él saca las llaves de su bolsillo y comienza a encender y apagar la alarma para que suene. Suspiro de alivio cuando escucho el sonido del auto y comenzamos a caminar hacia el vehículo. L

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR