Registrada en SAFE CREATIVE
Bajo el código: 2011045801413
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©
Salvador
Tras ser llamado por Thalia, de emergencia, entro al piso de Enrique. Al ver las maletas sobre el suelo abiertas y mi novia de pie en la cocina siento como mi corazón comienza a latir rápidamente ―¿Qué pasa? ― pregunto.
―Izel y Enrique se van a México, dentro de tres horas, han encontrado un vuelo.
―¿Qué?, ¿cómo? ― trato de entender.
Enrique sale de la habitación cargando la ropa con sus manos ― qué bueno que llegaste, necesito que pases mi dinero ahorrado a tu cuenta y me lo pases cuando ya sea seguro.
―Espera, espera… ¿qué pasó? ― inquiero, mientras veo cómo Izel y Enrique echan la ropa sobre las maletas.
―La señora Pastora descubrió la boda de Enrique e Izel― empieza a describir Thalia.
―¿Descubrir?, estoy cien por ciento seguro de que mi hermana Nuria tuvo que ver en esto― complementa Enrique enojado.
―Así que esta vez en lugar de hacer lo que le hizo a Eira, le quitó la beca a Izel y ya no puede estar aquí. Les amenazó como siempre y ambos decidieron que hoy viajaran a México, no importa lo que suceda.
Sigo sin poderlo creer. Siento que en verdad todo esto es un sueño y que pronto despertaré para reírme a carcajadas. Sin embargo, el golpe de la maleta de Izel me saca de mis pensamientos ― Listo, todo está dentro.
―Bien― habla Enrique― ¿tienes los pasaportes?
―Los tengo― contesta apurada.
―Esperen, esperen, esperen― expreso mientras muevo mis manos para que me presten atención―¿En serio se irán?
―Es en serio ― contesta Enrique― muy enserio. Entre más lejos estamos de mi madre, mucho mejor. Así que nos iremos antes de que la noticia se expanda y ella pueda hacer algo, ¿nos vas a llegar al aeropuerto?, ¿sí o no?
―Enrique, tienes cosas que terminar, tienes una carrera y…
―¡No tengo nada!― me grita, asustándome ―¡nada que yo quiera aquí! Izel es a quien quiero y me iré con ella aunque no estes de acuerdo. Salva, siempre escucho tus consejos, he hecho muchas cosas como tu me has dicho pero… por el amor de Dios, solo haz lo que te pido ahora― me suplica y en sus ojos puedo ver que esto para él es de vida o muerte.
Asiento con la cabeza ― bien, vamos ― les comento y saco las llaves de la bolsa de mi pantalón. Así, los cuatro nos dirigimos hacia la puerta y salimos del piso para dirigirnos directo al aeropuerto.
[…]
Jamás había manejado tan rápido en mi vida, pero al parecer es la única forma en que los cuatro llegaríamos a tiempo al aeropuerto para que ellos pudieron tomar el vuelo. Tan solo me estacioné en un lugar libre, corrimos hacia la aerolínea para hacer el check in y asegurarnos de que Izel y Enrique subieran a ese avión.
Con el corazón latiendo s mi l por hora y con las manos nerviosas, ambos dieron sus pasaportes y papeles y esperaron que les asignaran sus asientos. Mientras tanto, veía como Thalía revisaba que nadie hubiese venido detrás de nosotros, como si un sentimiento de persecución se hubiese apoderado de todos.
―Bien, fila 32 asientos A y B― escuchamos a la señorita.
―Gracias― agradece Enrique y luego toma la mano de Izel.
―Les recomiendo que entren a la sala, en unos momentos empezará a abordar el avión.
―Sí, sí, claro― responde Izel y le sonríe a Enrique.
Los cuatro caminamos apresuradamente hacia la puerta de entrada. Ambos traen la maleta detrás de ellos y la arrastras impacientemente mientras se escucha a lo lejos que su vuelo a comenzado a abordar. Al llegar, Enrique voltea a verme y me abraza.
―Gracias, muchas gracias ― ma agradece― gracias por todo lo que has hecho por mi Salva, por apoyarme y ahora…
―No hay nada que agradecer― le comento con una sonrisa y no sé porque siento que estoy a punto de llorar.
Veo como Izel abraza a Thalia y luego me abraza a mí― eres un buen hombre, Salvador. Me dio mucho gusto conocerte y convivir contigo.
―El gusto fue mío Izel.
―Sé que volveremos a vernos, pero no sé cuando… así que, te deseo lo mejor del mundo. A ti, a Thalia, les juro que jamás los olvidaré.
―Y nosotros a ti― responde mi novia.
―Salva, no dejes ir a Thalia, es genial― me recomienda Izel entre sonrisas.
―No lo haré, jamás lo haré ― le digo.
Vuelven a llamar para el vuelo e Izel y Enrique voltean hacia la puerta― es hora de irnos― me dice él.
Lo abrazo fuerte una vez más ― se feliz, muy feliz… cuando puedas llámame para saber como estás y espero un día volverte a ver.
―Lo haré y ya sabes…
―Nadie me sacará información, te lo juro― le respondo.
―Gracias― habla.
Enrique toma de la mano a Izel y ambos con una sonrisa se dan la vuelta para entrar a la fila que los llevará directamente a la puerta principal a las puertas de abordaje. Por un segundo me quedo viendo esa imagen sin poder creer que Enrique esté haciendo esto. Por fin después de tanto tiempo será feliz con el amor de su vida, lo que siempre había deseado.
―Que esto nos de una lección de que el amor correcto, siempre lo puede todo― me recita, mientras toma mi mano.
―Tú, eres mi amor correcto― le respondo y ella sonríe.
Ambos nos damos la vuelta y de la mano comenzamos a caminar hacia la salida para irnos del aeropuerto. Busco mis llaves en la bolsa, abro el auto y luego la puerta para que Thalia se suba a él.
―No puedo creer que se haya ido ― le comento, al ver cómo ella acomoda su abrigo.
En eso, comienzo a ver movimiento entre la gente y como unos hombres de seguridad privada entran. A lo lejos, un auto muy conocido se estaciona frente a la puerta y cuando veo salir al padre de Enrique sé que todo esta mal, muy mal.
―¡El padre de Enrique está aquí!― le digo a Thalia preocupado.
―¡Qué!― Expresa ella y sale del auto una vez más para ver la escena.
Los dos comenzamos a correr de nuevo hacia el aeropuerto y cuando entramos al edificio puedo ver como la seguridad va entrando a las salas de abordaje. Con las manos temblando, saco mi móvil y escribo lo más rápido que los dedos me dejan.
ENRIQUE
¡TU PADRE ESTÁ AQUÍ!, NO SÉ QUE PASA, PERO ESTÁ AQUÍ.
Envío el mensaje y clavo mis ojos hacia la salida con la esperanza de que la seguridad salga sola y qué Enrique e Izel ya estén seguros y abordando para irse de aquí.
―¡Enrique!, ¡no! ― escuchamos la voz desesperada de Izel.
―¡Suéltenme por un carajo! ― escucho la voz de Enrique.
El padre de Enrique ve la escena un poco más cerca que nosotros y al voltear me escondo detrás de un pilar para que no me vea; jalo a Thalia también.
―Si nos ven no podremos ayudar ― le murmuro.
―¿Qué está pasando?― inquiere mi novia un poco asustada.
―¡NO!, ¡ENRIQUE!, ¡NO! ― escucho la voz de Izel.
Entre los pilares tratamos de ver la escena y segundos después vemos cómo sacan a Enrique de la puerta por la que hace momentos había estado feliz con Enrique. Veo que Izel sale detrás de él, desesperada tratando de detenerlo.
―¡SUÉLTENME! ― grita Enrique luchando.
―¡DÉJENLO!, ¡DÉJENLO!― Expresa Izel, colgándose del brazo de uno de los de seguridad.
En un acto atroz, el padre de Enrique se acerca a él y le da una bofetada tan fuerte que se escucha en todo el aeropuerto ― Dile que se vaya.
―¡Jamás! ― grita él.
―¡Dile que se vaya!― así, el padre de Enrique toma a Izel del cabello y la acerca a él ― ¡Dile que se vaya!, ¡dile ya!
Thalia sale de su escondite para correr hacia allá pero la tomo del brazo y niego con la cabeza ―no podemos hacer nada ahora― le digo.
―¡NO ME IRÉ! ― grita Izel.
El ruido de otra bofetada se escucha y momentos después vemos a Izel tirada sobre el suelo del aeropuerto.
―¡CÓMO TE ATREVES A PEGARLE A MI MUJER!
El ruido de otra bofetada se escucha y vemos a Enrique girar la el rostro con el impacto, vemos como Izel se pone de pie para defenderle y esta vez es la seguridad quién la toma― ¡DILE QUE SE VAYA!, ¡QUE SE OLVIDE DE TI!
Enrique voltea a ver a Izel y ella niega con la cabeza, mientras las lágrimas salen de sus ojos ― Enrique…
―Vete― le dice él.
―Enrique…
―¡Vete Izel!, olvídate de mí, solo vete…
―Vámonos― ordena su padre y sin qué Enrique puede hacer nada sale del lugar rodeado de la seguridad.
Ante la escena, cientos de espectadores están alrededor de ellos y entre murmullos ven como Izel se queda viendo cómo el amor de su vida se va lejos de ella. Tanto Thalia como y corremos hacia ella y abriéndonos paso entre la gente llegamos a su presencia.
―Lo siento, le envíe un mensaje a Enrique pero fue demasiado tarde, lo siento― me disculpo.
Puedo ver el rostro golpeado de Izel y sin verme a los ojos, recita ― me voy…
―Pero Izel, y Enrique, ¿no quieres saber qué pasará con él?, ¿dónde va?― pregunta Thalia.
Sin embargo, Izel no dice nada y con la mirada aún perdida, se da la vuelta para perderse de vista entre el río de gente.