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Enrique
No puedo creer que mi hermana se haya comportado de esta manera con Izel y ahora estoy seguro de que por su mente están pasando decenas de preguntas que tendré que responder al regresar. Sin embargo, es necesario que aclare esto con mi hermana antes de que todo se complique y pueda resultar en algo peor.
—¡Nuria!, espera por favor— le pido a mi hermana quien camina velozmente por la calle —te lo pido.
—¡No Enrique!, ya no…—expresa levantando la mano y sin mirarme — me largo de aquí.
Corro camino abajo hasta que logro alcanzarla y la tomo del brazo — no seas infantil Nuria, te lo pido.
Ella se detiene y me ve a los ojos —¿Por qué?
—Porque ¿qué?— respondo.
—¿Por qué ella?, porque no puedes enamorarte de alguien como Thalia Barceló o no sé, alguien que no sea Izel o Eira o… ¡Alguien así!
—¡Así como!— respondo enojado—¿morena?, ¿piel negra?, a eso te refieres, no espera, ¿pobre?, me faltó el pobre.
Nuria se queda en silencio y suspira. Sabe que lo que me dijo me ofendió y me lastimó y no fue su intención; la desesperación ha hecho que mi hermana haga muchas cosas en su vida con resultados pésimos y piensa que yo debería hacerlo también.
—Lo siento Enrique, pero es que… no me puedes pedir que olvide lo que pasó. Tú y yo sabemos que esa relación que estás empezando no irá a ningún lado, que nuestros padres no estarán de acuerdo y que deberás dejarla como lo hiciste con Eira, ¿sólo no te encariñes si?
—¿Encariñar?, como si Izel fuera un perro o un gato, ¡es un ser humano! Y yo la amo— expreso en voz alta y mi hermana cierra los ojos.
—Sé que es un ser humano pero no encaja Enrique, ¡entiéndelo!— dice desesperada.
—¿Encaja en qué?, o ¿en dónde?— pregunto exaltado —¿en nuestra sociedad?, ¿en nuestro “estatus”?, ¡ay por favor Nuria!
—No quise decir eso, lo que quiero decir es que… — calla — Dios…
—No todos podemos tener tus gustos, no todos nos enamoramos del perfil que la familia “sugiere”. Tú estas con un hombre que encaja con todo el perfil y mira que vida tan miserable llevas a su lado, ¿qué no?
—¡No! — habla señalándome con el dedo—¡No!, ¡tú no!
—Es que es verdad Nuria, y te duele que te lo digan porque sabes que es verdad. Llevas una vida miserable al lado de tu rico novio, van y vienen, se aman y se odian y la prueba mas fascinante es que estás aquí en lugar de estar con él en tu lujoso piso en Inglaterra, tú no eres la persona indicada para juzgarme sobre mis relaciones o sobre el amor.
—Claro, claro…¿esto es por lo que pasó con Eira?, ¡ya te dije que fue mamá!, ¡ella me obligó! Y que lo siento mucho— me ruega.
—No, no es por eso y Nuria, esa vez quise hacerlo diferente. Izel no se va a esconder, ¿entiendes?, ella no se irá— pongo mis manos sobre sus hombros— Nuria, hermana, eres la única aliada, siempre lo has sido. Tú solo sabes todo con respecto a nuestra familia, haz vivido situaciones que te han incomodado por igual, al final sólo somos tú y yo y necesito que ahora seas mi mano derecha, ¿si?
Nuria me ve a los ojos. Estos brillan por las próximas lágrimas que saldrán ya que se ella se siente culpable por lo que pasó conmigo y con Eira. La abrazo, lo hago fuerte para que mi hermana pueda refugiarse entre mis brazos. Pocos son los momentos que tenemos así, pocas las oportunidades de ser hermanos y no piezas de ajedrez en el tablero de nuestra familia.
—No fue mi intención decirte lo de tu novio Nuria. Sé que tu situación es diferente a la mía, al menos yo puedo “elegir” libremente pero lo tuyo ya está pactado. También te puedo decir, que para amar hay que ser valiente y yo quiero pensar que lo mío no es una necedad o rebeldía, si no valentía. Yo tampoco entiendo porqué me gustan mujeres como Izel o cómo Eira, si pudiese cambiarlo para complacer a la familia lo haría, pero no puedo, el corazón sabe lo que busca y pues…el amor es así; no tiene etiquetas, sólo sucede.
Ella me junta más hacia su cuerpo y hundiendo su boca sobre mi pecho dice — yo no soy valiente, por eso te admiro tanto Enrique, porque te atreves a ir en contra de todo. Lo único que no quiero es perderte. Eres el único que me ama, mi mejor amigo y hace años atrás casi te pierdo, me ibas a dejar sola y no te importó. Te salvaste, no quiero volver a perderte, porque esta vez si te vas tú, yo te sigo.
—No digas eso Nuria.
—Lo digo porque es verdad. Mi intención jamás fue destruir tu relación con Eira, simplemente mi madre usó sus trucos para sacarme la información, pero yo quiero que seas feliz. Si me expresé así de Izel fue porque me da miedo que lo vuelvas a hacer Enrique, porque sabes que ese es un camino con final, excepto que tú tomes otro camino— habla segura— tú sabes que a mi no me importa el color de piel, no me importa la nacionalidad ni el idioma. Izel es inteligente, bonita, talentosa, simpática y sobre todo tiene carácter fuerte, por eso te gusta ¿cierto? —Asiento con la cabeza sin decir una sola palabra. Nuria levanta su rostro y cruza su mirada con la mía —si eres feliz, ámala, pero si ves que toma el mismo rumbo que Eira, júrame Enrique que lo vas a dejar por la paz, júrame…
—No te puedo jurar eso Nuria— murmuro— pero te puedo jurar que esto va a salir mejor. Te puedo jurar que no volveré a pensar en irme de este mundo y que si me pasa por la mente serás la primera en saberlo. No volveré a dejarte sola Nuria, es más, te ayudaré.
—¿A qué?— pregunta.
—¿Viste al chico que estaba al lado de Thalia?— le pregunto y ella esboza una sonrisa— no sé si cumpla con el perfil, pero podrías divertirte con él estos días. Disfrutar de la cabaña y los paseos, tal vez conocerlo. No sé si salga una amistad o sólo unas risas de fin fe semana, pero te permitirá salir de lo que vives, ser tú y te juro que si se enamoran yo les ayudaré a ustedes.
Nuria se ríe — ¿Ahora eres un cupido?
—No, sólo que quiero que mi hermana sea feliz. Tienes razón con lo del camino Nuria y creo que tú también deberías considerarlo, si yo tomo otro camino, ¿lo tomas tú también?
Ella asiente — si me enseñas como, lo tomo.
—Perfecto. Ahora, regresemos, que yo todavía tengo mucho que explicar y tú una disculpa que pedir, ¿cierto?
—Le pediré disculpas. Te pido que no olvides nada de lo que juraste ahora, ¿si?
Beso su frente — te lo juro Nuria, te lo juro por el amor que tengo a Izel.
—Confío en ti y Enrique, si vas a planear algo más también dímelo, ¿sí?, quiero ser parte de esta valentía tuya— sentencia y yo respondo con una sonrisa.