Registrada en SAFE CREATIVE
Bajo el código: 2011045801413
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©
Izel
Tanto Thalia, Salvador como yo nos quedamos de pie en medio del balcón observando como Enrique sigue a su hermana colina abajo mientras le pide que espere. No sé que es lo que está sucediendo en este momento pero siento que todo es tan raro que no sé como comportarme y al parecer tampoco ellos dos que solamente se miran con complicidad.
―¿Entonces ninguno de los dos me dirá qué sucede? ― pregunto.
Thalia sonríe pero es Salvador quién toma aire para hablar ― no sé de que hablas.
―Vamos, todos parecen estar enterados menos yo, ¿vamos a matar a alguien o algo por el estilo?
―¡No! ― expresa Thalia ―no digas eso, claro que no.
―Pues eso parece o tal vez ¿tratarán de hacerme daño?, digo para huir.
―No, no, no pienses lo pero Izel ― responde Salvador ― si te refieres a lo que pasó con Nuria ella es una mujer bastante contrariada y tiene algunas acciones que no nos gustan.
―¿Mi trajiste a conocer a una mujer bipolar? ― escuchamos al hermano de Thalia.
Ambos nos cruzamos de brazos porque al parecer tanto él como yo somos los únicos que no tenemos ni idea de lo que está pasando.
―Claro que no, es diferente ― le consuela su hermana.
―¿Diferente en qué aspecto? ― inquiero ― ella no era así cuando la conocí y ahora que se entera de que Enrique es mi novio cambia de actitud en segundos, es más, ¿por qué no me dijiste que era hermana de él?, ¿por qué escondérmelo? ―presiono con mis preguntas y Salvador y Thalia se vuelven a mirar.
―Miren, yo no sé que está pasando y no estoy para juegos, o me dicen que es lo que pasa o de plano yo encuentro la manera de regresar a Madrid, que miren que sé como arreglármelas sola.
―¡No! ― exclaman los dos mientras ven como comienzo a caminar hacia la casa ― no, no es eso, pero es que nosotros no somos las personas indicadas para decirte que pasa y… ― se expresa Salvador.
―Entonces, ¿quién? ― pregunto algo molesta.
―Yo ― por fin escuchamos la voz de Enrique y al voltear lo veo llegando de nuevo con su hermana quien viene en una actitud un poco diferente a la que traía al principio.
Nuria se acerca a mí y sin dudarlo dos veces me toma de la mano y me sonríe ― lo siento Izel, mi intención no fue hacerte sentir mal, ¿me perdonas?
―Te perdonaría si tuviera algo que perdonar ― respondo sincera.
Ella arquea la ceja derecha ― si que eres directa, ¿eh?
―¿Ya ves por qué la quiero? ― Interrumpe Enrique y me toma de la cintura para acercarme a su cuerpo ― mi hermana te pide perdón por su actitud de hace rato.
―Sí, no fue mi intención la verdad es que traigo algunos problemas y… ― trata de justificarse.
―Está bien ― hablo para que ella no se esfuerce en crear pretextos de algo que sé no es verdad, aquí hay algo de fondo pero nadie me lo quiere decir.
―¿Segura?, yo…
―Segura ― hablo y luego volteo a ver a Enrique que al ver mi rostro sabe que no he creído mucho lo que me acaban de decir.
―¿Te parece si vamos a caminar? ― me pregunta ― es necesario que hablemos.
Respondo un simple “sí” con la cabeza y luego le tomo la mano que me está ofreciendo. Él voltea a ver a Salvador y a Thalia con una mirada le comunica “ese algo” que aún me molesta. Después, juntos caminamos colina abajo alejándonos de la casa y sintiendo el aire fresco que proviene de las montañas. Enrique va caminando con prisa, como si quisiera que ambos desapareciéramos de ahí, así que me detengo haciendo que él haga lo mismo.
―¿Qué pasa?, ¿estás bien? ― pregunta.
―Prométeme que si nos alejamos es para contarme lo que sucede Enrique, no sólo para más besos y caricias, si quieres que esto funcione, debes decirme lo que pasa.
Pensé que él en ese momento me diría un tipo “¿pero qué es lo que pasa?”, como siempre suele hacerlo sin embargo, su respuesta me toma por sorpresa ― te prometo que además de besos y caricias te diré lo que sucede, ¿vale?, sólo necesito que privado, alejado de todos, venga vamos a caminar.
Su mano vuelve a unirse a la mía y seguimos caminando colina abajo hasta que entramos a una parte cuyas escaleras de piedra nos llevan a los inicios del bosque. Enrique sigue moviéndose haciendo que mis pies se resbalen un poco por la prisa que tiene.
―¡Ey!, con cuidado ― le digo entre risas.
―Lo siento, es que quiero mostrarte algo ― habla emocionado.
Aún de su mano lo sigo por los árboles cuyas hojas doradas anuncian que el otoño ya está presente y que dentro de unos meses llegará el invierno para cubrirlo todo de nieve. Entre más nos internamos en el bosque se siente un poco más el frío para el cuál no vengo muy preparada.
―Ya casi llegamos ― comenta y yo simplemente lo sigo entre los árboles y escuchando el crujir de las hojas a cada paso.
De pronto, nos abrimos paso entre los últimos árboles para dar la bienvenida a un hermoso precipicio donde, de lejos, se puede ver las montañas que poco a poco han comenzado a nevarse. Se pueden escuchar también las aguas de los ríos cercanos que poco a poco desembocarán en el lago.
―¡Guau! ― murmuro.
―¿Te gusta? ― me pregunta Enrique mientras con cuidado me lleva a un par de rocas que nos sirven como asientos de primera fila para ver el escenario.
―Me encanta, se ve mucho mejor el paisaje desde aquí que desde la casa.
―Lo sé, además si caminamos un poco más allá podemos ver el precioso bosque, lo haremos, sólo que quería traerte primero aquí antes de que la neblina baje y no podamos ver el paisaje.
Yo, saco de mi bolsa mi celular y tomo una foto para después enviárselas a mis padres, ya que siempre me piden que se las envíen, dicen que es su forma de viajar conmigo. Enrique se acerca a mí y me abraza por detrás envolviéndome en sus brazos y dándome un beso sobre el cuello.
―Te amo Izel ― murmura.
Yo me volteo para verlo de frente y cruzando mi mirada con la suya le respondo ― si me amaras me dijeras qué es lo que está pasando.
Enrique suspira, desvía levemente su mirada de la mía y luego regresa a mi rostro ― me da miedo que si te lo digo, me dejes de amar y te vayas de mi vida.
―Y, ¿por eso prefieres ocultármelo cuando es evidente que pasa algo? ― lo enfrento ―no sé mucho del amor, Enrique, lo único que sé es que si nos ocultamos cosas jamás va a prosperar, si no me dices lo que te acongoja entonces sí me perderás. No me gustan las mentiras, ni los secretos y en una hora que llevo aquí ya me he enterado de que Nuria es tu hermana y no sé porque tú y Salvador y Thalia me lo han ocultado.
―Izel…
―¿Te da pena que tu hermana sepa que yo soy tu novia? ― inquiero.
―No.
―¿Qué evidentemente no sea de tu mismo estatus?
―No.
―¿Entonces? ― pregunto más seria ―¿por qué actúan como si estuviera mal lo que estamos viviendo?, porque mira Enrique que si me vas a hacer pasar penas mejor me quedo sola y se terminó ¿eh?, no voy a estar jugando este juego de misterios.
―No, no, no… ― me pide mientras me toma de la cintura y me acerca más ― te prometí que te diría la verdad y lo haré, sólo que me da miedo como vayas a reaccionar.
―Te debería dar más miedo saber que si no me dices podrías hacer que esto tan bonito que empiece se termine de tajo. Recuerda que te dije que era valiente en corresponder a tu amor pero si está rodeado de misterios y malos entendidos mejor me voy.
Enrique me toma del rostro y me da un beso sobre los labios ― jamás dejaré que te vayas, por esto esto que te voy a decir es tan importante para mí, espero de verdad que lo comprender y sepas que a mi no me representa― él toma un suspiro y sin más preámbulos habla― sé que te he contado sobre Eira y sobre como ella se fue hace tiempo atrás pero no lo hizo porque yo dejara de amarla o ella a mí, si no por otro tipo de circunstancias que llevaron a eso.
―¿Cómo cuáles? ― insisto.
Puedo notar no sólo el miedo en sus ojos si no la vergüenza en su rostro y sé que lo que viene es algo importante― el origen, el estatus, el color de piel― murmura.
―¿r*****o?― digo la palabra y él pasa saliva y asiente.
―Mis padres en su mente tienen un tipo ideal de mujer u hombre para mi hermana y para mí. Ella está completamente jodida porque su “hombre ideal” ya fue seleccionado por intereses que ellos tienen, yo en cambio tengo la “libertad” de escoger a la persona con la que me uniré pero evidentemente debe tener ciertas características, estatus, procedencia― recita un poco desesperado ― para mala suerte de mis padres lo que mi corazón manda no cumple con sus requisitos. Eira era de mí mismo estatus y posiblemente procedencia pero era de piel negra y mis padres jamás lo permitieron. Yo idiotamente pensé que si ellos me veían enamorado cambiarían de opinión pero lo que hicieron fue terrible ― suspira ― no quiero recordarlo pero no terminó bien y yo acabé tratando de quitar mi vida en una bañera.
―Qué terrible― murmuro.
―En ese momento no tuve el valor de defender lo mío. Mis miedos, mis inseguridades, mi tristeza, todo mi jugó en contra y la dejé ir. Pensé que jamás volvería a sentir nada por nadie hasta que te vi en esa fiesta Izel, hasta que en tus ojos supe lo que era el amor y lo sigo viendo todos los días. No te quería decir esto porque no sé como lo tomarás, tal vez pensarás que no vale la pena seguir si al final no serás aceptada en mi mundo, pero antes de que te vayas o antes de que pienses una respuesta, quiero decirte que te amo, que si tú me das la oportunidad puedo probártelo y aún más, luchar por ti, jamás te dejaré ir, jamás dejaré que te lastimen. Si tu me dices que sí, yo te sigo hasta el fin del mundo.
Enrique termina su discurso. Sus ojos brillantes por las lágrimas que posiblemente puedan salir en caso de que yo le dé un “no" por respuesta son evidentes. Sus manos se aferran a las mías como si no quisieran dejarme ir y su cuerpo se tensa haciendo fuerza.
―Dime algo Izel, no me dejes así ― murmura.
―¿Jamás seré aceptada en tu familia? ― pregunto.
Él niega con la cabeza ―lo siento, pero esto es así, no hay otra repuesta.
―¿Cómo pueden vivir así? ― inquiero.
―Siempre lo ha hecho, no conocen otra manera. Ellos fueron criados así, para su desgracia nosotros les salimos diferente por otras circunstancias que justo en este momento no te diré porque quiero que me digas, si el amor es ser valiente, ¿Estás dispuesta ser valiente conmigo?
Guardo silencio, de pronto me enfrento a esta situación que no esperaba aunque admito que es menos grave de lo que pensé. Sin embargo, saber que él forma parte de una familia así y luego arriesgarse por quién sabe cuánto tiempo, por tres meses más o por una vida entera, ¿valdría la pena?
Miro a Enrique a los ojos estos brillan llenos de ilusión. A pesar de lo que ha vivido, tuvo la valentía de enamorarse una vez más y ahora, por lo que veo, lo está haciendo diferente, me está hablando con la verdad a pesar de que sabe que eso puede cambiar nuestra relación en cualquier momento.
―Izel, una respuesta por favor― me pide.
Acaricio su rostro y le sonrío― Enrique, no sé que le hicieron a Eira, pero te aviso que mi tono de piel, mis creencias, mi origen y mi estatus no son un tema de vergüenza para mí, al contrario, son un tema de orgullo, a mí no me ofende que me digan morena, indígena o mexicana, porque es lo que soy, pero, ¿podrás aguantar eso?, ¿que tus padres constantemente usen mis orígenes para tratar de ofenderme?
Él se queda en silencio, supongo que no esperaba una respuesta así, posiblemente pensó que haría un drama y correría por el bosque desconsoladamente, pero tengo demasiado amor propio como para dejarme hundir por comentarios llenos de ignorancia y mal intensionados.
―Dime Enrique, ¿tú estás dispuesto a vencer tus miedos y amarme más allá de los prejuicios?, ¿lo estás?