CAPÍTULO 27: Noticias

1891 Palabras
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Enrique -Madrid- Me voy a casar con Izel, eso es seguro, pero ahora, ambos vamos contra el reloj porque no sabemos cuál será la reacción de mi hermana después de haberle dado la noticia, ya que después de ésta, ella tomó sus cosas y se regresó a Madrid. Sin embargo, al llegar, ella ya no estaba aquí. Así que supongo que dentro de unos días tendremos noticias al respecto. Mientras tanto, Izel y yo estamos felices. Tan solo regresamos del viaje empezamos a planear la boda y a hablar sobre los aspectos de nuestro futuro, como por ejemplo, ¿dónde viviremos? Para mí la opción más viable sería irnos lejos de aquí, donde mis padres no tuviesen acceso a mi vida y me dejaran vivirla como yo quisiese; en pocas palabras nos iríamos a Tepoztlán, el lugar de nacimiento de Izel. Es obvio que Salvador y Thalia no están muy de acuerdo en el lugar que escogimos para vivir, como puede ser que no estén de acuerdo con la decisión de casarnos, pero al menos, nos apoyan y eso vale mucho para mí. Aunque temo, que tan solo Izel y yo nos vayamos, perderemos el contacto con ellos; no sé, espero que no sea así. Como siempre, mi único nervio es que mis padres se enteren de esto antes de que el gran día llegue y hagan de las suyas para alejarme de Izel, aunque si soy honesto, no creo que lo logren, ella, definitivamente es más segura y sé, que a la hora de enfrentarlos estará a mi lado y nos apoyaremos; porque eso es lo que siento, su apoyo y amor incondicional. Así, una de las decisiones que Izel y yo hemos tomado, tan solo llegamos del viaje, fue irnos a vivir juntos para no estar separados nunca más. Entonces, con el pretexto de que la residencia quedaba lejos de la universidad, Izel le dijo a sus padres que se mudaría más cerca y que compartiría los últimos meses su piso con una compañera de la escuela y ellos le dieron permiso. ―Me siento fatal de mentirle a mis padres, ¿sabes? ― me dice mientras entramos al recibidor de mi piso con las dos maletas que había traído desde México― primero, no les diré que me casaré y ahora les dijo que viviera con “Enriqueta” mi amiga de la facultad. ―Enriqueta ¿eh?, me has puesto nombre y todo― hablo entre risas. ―Tenía que hacerlo, me pidieron santo y seña de ti. Mis padres suelen ser muy desconfiados así que tendrás un arduo trabajo cuando los conozcas. Espero que seas tan encantador con tus suegros como lo eres conmigo. La tomo de la cintura y la acerco a mi cuerpo ― creo que puedo lograrlo. Si te conquisté a ti que tienes carácter fuerte, imagínate a ellos. ―Hmmmm, esa sí que es seguridad ―me responde para luego darme un beso sobre los labios. Amo los besos de Izel, son tan suaves y confiados, pero a la vez demuestran esa pasión que le corre por las venas. Es como si en ellos expresara ese carácter tan fuerte que tiene, mezclado con esa ternura y sencillez que siempre demuestra. Coloco mis manos por debajo de sus muslos, y la levanto en el aire para que ella enrede sus piernas sobre mi cadera. Sin dejar de besarnos, camino hacia el sofá de la sala para recostarla ahí y volver a tocar su piel como lo hice en nuestro viaje a las montañas. ―¿Aquí? ― me pregunta tímida, mientras sigue besándome. ―Sí, ¿por qué no?, este lugar es solo para nosotros dos y nadie nos va a interrumpir, y tampoco nadie nos verá. De un momento a otro, la tímida Izel se presenta ante mí. Puedo ver cómo su rostro se enrojece y se muerde los labios tratando de sobre llevar todo esto que siente. Al parecer, el hacer el amor en lugares como en la sala no es algo que le agrade tanto. ―Sí gustas, podemos ir a la habitación ― le sugiero. ―Me encantaría― responde entre sonrisas. Sin embargo, el sonido de su móvil nos interrumpe esta vez y ella, al ver el nombre en la pantalla se levanta de inmediato provocando que nuestras frentes choquen. ―¡Ouch!― me quejo. ―Lo siento, lo siento― se disculpa frotándose la cabeza ―es que es mi padre. ―¿Qué? ―Es mi padre, seguro quiere ver como llegué…― me avisa. Ella lo toma y se percata que es una video llamada ―Maldita la hora en que les enseñaste a hacer video llamadas Galindo― dice en alto. ―¿Cómo? ―Solo escóndete, ¿sí? ―Pero, ¿dónde? ―En la cocina, corre. Salgo corriendo hacia la cocina y momentos después Izel responde la video llamada con una sonrisa― ¡Hola pa! ―Mija, ¿por qué tardaste tanto? Mira que aprovechamos que venimos a la ciudad para hablarte y saber cómo estabas― se escucha la voz sincera de un hombre al otro lado de la cámara― aquí está tu mamá también. ―¡Hola mija!, venimos al mercado a comernos unos buenos mariscos, un vuelve a la vida. ―¡Qué rico ma!― responde Izel sin moverse de su punto. ―¡Bueno pues!, enséñanos el departamento, o qué, ¿aún no te mudas? ―Sí, sí, claro pero, es que, está muy desordenado y no creo que sea pertinente irme moviendo por todos lados con el celular. Además, no sé si mi compañera esté y tal vez no quiera que la vean por video llamada. ―Bueno pues, nomás tantito, al menos la cocina y tu habitación, ¿no? ―Este si, mi habitación, yo.. enseñaré mi habitación ― habla nerviosa. Izel voltea a verme y yo simplemente encojo los hombros porque no sé como ayudarle en este momento. La verdad, no recuerdo si la habitación donde se quedó Nuria está arreglada o si la mía tiene algo que me evidencie. ―Voy a ir a la habitación ― dice Izel. ―¡No!, no vayas― le pido. ―¿De quién es esa voz?― se escucha a su padre―¿no estás sola?, ¿con quién estás? ―No, claro que estoy sola, muy sola solísima ― habla nerviosa y hasta yo me siento incómoda en esta habitación― saben qué, mejor les muestro la cocina. Entonces Izel voltea la cámara y yo me agacho de inmediato para esconderme detrás de la barra. ―¿Eso qué fue? ― pregunta su madre. ―¿Qué? ―Esa sombra. ―¿Qué sombra? ―Izel, que nos estás ocultando. De pronto se escucha una voz grave y luego vemos una sobra, ¿quién está ahí?, ¿es tu amiga Enriqueta?― pregunta su papá. Izel se queda en silencio mientras se queda de pie justo antes de entrar a la cocina. ―¡Hello!, ¡Hello!, espero que estén vestidos porque les traigo las noticias de esa bo… ―¡Enriqueta! ― grita Izel a Thalia, que justo en ese momento entra por la puerta. Había olvidado que tanto Thali como Salva tienen llaves de mi piso ―Mi amiga Enriqueta está aquí. Thalia voltea a verme que estoy escondido detrás de barra de la cocina y luego ve a Izel que viene hacia ella con la cámara― ¿Hola? ― saluda o más bien pregunta. ―¡Hola!, saludos, soy Simón Santa Cruz y ella es mi esposa Itzae. ―Me puedes decir Itza, mija. ―¡Ah!, hola― finge Thalia sin saber qué esta pasando. Un gusto soy Tha… ―luego voltea a ver a Izel que le dice que no y ella corrige ― Enriqueta Barceló. ―¡Un gusto!, si estás re chula mija, pareces hasta modelo― le dice su madre. ―Sí, soy modelo. ―¡Qué bien!, a ver si Izel te enseña sus creaciones para que se las modeles, son bien bonitas y únicas, verás que te van a gustar, ¿verdad mija? ―Sí, claro que se las enseñaré― responde ella tierna. ―Bueno, gusto en conocerles yo iré… para allá ― dice Thalia para luego moverse de la cámara y esperar sentada en el sofá. Izel se queda viendo a sus padres ― solo queríamos ver cómo estabas mija, y si estabas cómoda en tu nuevo departamento. Luego nos los enseñas ― se escucha la voz de sus padres. ―Claro que si, pa. ―Te queremos, estamos muy orgullosos de ti. Acá tus primos y tus tíos están fascinados con las fotos que nos envías de los lugares de por allá. Ya quieren que regreses para que nos cuentes todo, te extrañamos. ―Yo también los extraño ― contesta ella con una sonrisa― nos seguimos llamando. ―¡Adiós!, y saludos a Enriqueta, en el próximo paquete que en enviemos le mandamos un regalito. Hasta luego― dice su madre. ―Adiós ma, besos―la llamada se termina y de pronto todos salimos de nuestros escondites para ir hacia Izel― lo siento, antes solo era por teléfono, pero mi hermano les enseño a hacer videollamadas y pues… ―Me hubiese gustado conocerlos, se escuchan buenas personas― comento. ―Lo son, y ellos estarán felices de conocerte, aunque bueno, si llego casada creo que tendrás que sufrirle un poquito― voltea a ver a Thalia ― lo siento Enriqueta. Thalia se ríe ― no importa, fue divertido verlos. Te pareces mucho a tu madre. ―Lo sé, somos igualitas. Extraño platicar con ella sobre mi día, le gusta contarme todo lo que pasa en el local y en la fonda. A veces platicábamos hasta bien tarde. Ahora, a penas nos enviamos mensajes por el cambio de horario. La abrazo― ¿seguro qué quieres hacer esto?, ¿casarte sin decirles nada? Izel asiente ― mi familia me quiere, me apoya y confía en mí. Tal vez haya regaños pero jamás me separarían de ti. Además, lo hacemos por tu familia, así que no te preocupes, todo estará bien―me asegura, Ambos volteamos a ver a Thalia― ahora dime, ¿qué me decías al entrar? ―Que ya tenemos el lugar de su boda y que tengo el vestido de boda perfecto para ti. ―Y, ¿dónde nos casaremos? ― pregunto de inmediato. ―En Córdoba― pronuncia ― hay una preciosa judería en el centro donde podremos hacer la boda. Salva movió unos contactos y creo que es perfecta. Solo estaremos nosotros y ya… Ambos la vemos extrañados, porque sabemos qué falta algo más ― ¿pero? ― pronuncio. ―Hay un ligero problemita. ―Y, ¿ese es? ― insiste Izel. ―Que solo está libre el próximo fin de semana, no en la fecha que ustedes quieren, así que… Izel y yo nos miramos y ambos esbozamos una ligera sonrisa ―¿qué dices Izel Santa Cruz? Sus ojos dan un destello y sé que ambos estamos en la misma frecuencia ―¡hagámoslo! ― me dice segura ― casémonos dentro de una semana.
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