CAPÍTULO 36: No rendirse

1637 Palabras
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Izel -Tepoztlán, México. Un mes después- Ha pasado un mes desde que Enrique y yo nos separamos, y las únicas noticias que tengo de él son las que Salvador me dió a las veinticuatro horas de haber aterrizado. SALVA ENRIQUE ESTÁ BIEN, ESTÁ CON SUS PADRES. ESPERO HAYAS LLEGADO BIEN Fue el mensaje que me envió y después, ya no hubo más, lo que me ha mantenido en verdad nerviosa y ansiosa que no lo puedo controlar, necesito saber qué está pasando y si en algún momento lo volveré a ver. Mientras tanto, me he graduado de la universidad, al menos la madre de Enrique cumplió su promesa y pude lograrlo. Mis padres aún no se han enterado de nada, ni de mi boda, ni de Enrique, nada d leo que pasó en Madrid. Se los he escondido porque quiero estar segura de que si se los digo es porque hay una esperanza ya que, si no es así, no tiene caso que los preocupe con algo que no tiene solución. Por ahora, todo lo que mis padres saben, es que regresé feliz de Madrid, que me pegué en el rostro con una puerta y que estoy lista para poder empezar a hacer mis sueños realidad sin embargo, los he dejado en pausa, quiero estar lista por si debo regresar. —¡Mija! — escucho la voz de mi madre que me interrumpe los pensamientos— los clientes de la mesa cinco quieren más tortillas— y me entrega la canasta con tortillas —¡ándale! —Sí, voy— respondo, y sin decir más camino hacia la mesa cinco y con una sonrisa pongo las tortillas sobre la mesa — provecho. —Gracias— me responden. Desde que llegué, he estado ayudando a mi mamá y mi tía en el nuevo restaurante que abrieron en la calle principal del centro llamado “El Sol Tonatiuh”, que sirve todo tipo de comida mexicana y prehispánica. Mi madre es la que cocina todo junto con mi tía, mientras que yo soy la hostess y ayudo en todo lo que me piden. Es mucho trabajo pero lo agradezco, ya que me mantiene ocupada y luego me ayuda a dormir por las noches de lo cansada que termino. Confieso que muchas veces sueño despierta que Enrique entra por la puerta del restaurante, con una sonrisa y pronuncia mi nombre con ese precioso acento y esa voz que tanto me fascina. —Izel. Izel… ¡Izel! — vuelvo a salir de mi sueño y veo a mi madre frente a mí— ¡ay por Dios muchacha!, andas hoy que no te aguantas… te estoy llamando. —Los siento mamá, es que estoy algo cansada. —Llegaron nuevos clientes a la mesa ocho, y por Dios, haz tu trabajo, mija. —Sí, lo prometo. Camino hacia la entrada, tomo dos menús y me acerco a la mesa — buenas tardes, bienvenidos a al Sol Tonatiuh, ¿puedo ofrecerles algo de beber? Uno de los hombres, con una barba en verdad tupida, me ve y sonríe —estamos buscando a la señorita Izel Santa Cruz— habla con un acento español tan marcado que enseguida sé que es la señal que he buscado. —Soy yo— contesto. El otro hombre, con gafas para ver redondas, abre un portafolio y saca un sobre de color amarillo y lo pone sobre la mesa — este documento es para usted. —¿Para mí? — pregunto y lo tomo entre mis manos, para luego abrirlo. Al sacar la primera hoja comienzo a leer. Por medio del presente escrito y por así convenir a nuestros intereses, Enrique de León Andrade e Izel Santa Cruz Mendoza, venimos a solicitar la Disolución del Vínculo Matrimonial que nos une, lo anterior para que a través del divorcio por mutuo consentimiento… Dejo de leer de inmediato, me pongo la mano sobre el vientre, y me siento en la silla de en frente —¿el divorcio? — pregunto sin poderlo creer, pensé que Enrique no se rendiría tan fácil. —El señor de León ya lo firmó— dice uno comiendo uno de los totopos que hay sobre la canasta— así que solo fírmelo usted. Estamos sumamente cansados, no sabe como nos costó encontrar el lugar. —¿Ya lo firmó? — pregunto, y siento como el tiempo se paraliza al ver su firma en los apartados seleccionados. Es verdad, Enrique ya lo firmó, así que no me queda otra cosa mas que hacer lo mismo. Uno de los hombres me entrega una pluma y yo, todavía me quedo esperando a que esto sea un sueño y no una realidad — señorita Santa Cruz, le pido que lo firme. Enojada, le arrebato la pluma y firmo con rabia en cada uno de los apartados para después darle las hojas y la pluma— listo, le pueden decir al señor de León que poco le duró el amor— hablo amargada y con unas ganas tremendas de llorar. Me pongo de pie de la silla y camino hacia la cocina — Señorita Santa Cruz, aún tenemos un sobre más— me avisan, e interrumpo mis pasos, volteo y los veo a los ojos. —¿Otro sobre? — pregunto. El mismo hombre que me dio el primero, me entrega otro un poco más ligero. Lo tomo entre mis manos — gracias— agradezco. —¿No lo abrirá? — pregunta. —Es la copia de la demanda de divorcio ¿no? — intuyo—o, ¿Enrique de León se divorció dos veces de mí? —Ábralo, porque también necesitamos una respuesta y rápido. Por unos momentos lo pienso, porque aún ni siquiera puedo recuperarme del primer sobre y lo único que quiero hacer es ir al baño de empleados y llorar. Sin embargo, la mirada de los dos hombres me convence y vuelvo a sentarme sobre la silla para abrir el sobre en enfrente de ellos. Saco el monto de hojas de una vez y al ver el papel membreteado me percato que dice “Empresas de León”. Veo a los abogados de reojo y ellos con la mirada me indican que siga leyendo. Sin embargo, bajo las hojas y los veo directo. —¿Qué es esto? — pregunto — primero Enrique me manda la demanda de divorcio y luego algo de la empresa. —Señorita, el señor de León me pidió específicamente que se entregaran los documentos de esta manera, así que, es lo que hacemos. Vuelvo a ver las hojas membreteadas y comienzo a leer las primeras líneas. “Querida Izel: Lo siento si las cosas tuvieron que ser así, pero, es la única manera en que puedo mantener las esperanzas de volverte a ver, además de que quería protegerte de cualquier situación que mi madre podría haber hecho como el prohibirte la entrada a España. Te confieso que estoy atrapado, en un mes más tendré que casarme con Carolina de Sanz, la hija de un socio de mi padre, por eso la urgencia de mi madre de que firmara el divorcio. Sin embargo, he realizado un plan, uno que por ahora nos mantendrá juntos y, si aceptas, sería muy feliz. Ahora trabajo con mi padre en su empresa. Él está muy enfermo y poco a poco me va dejando el poder, por lo que cada vez tengo más acceso a muchas cosas, entre ellas algo que te prometí. Los abogados trae en su poder una tarjeta que contiene el dinero que te ayudará a comenzar tu sueño de crear tu propia marca como tanto deseabas, solo debes firmar los documentos de la cuenta de banco y será tuyo. También, hay una carta invitación de Thalia Barceló, donde te invita a asociarte con ella en su nueva línea de ropa, lo que te dará un pase directo para regresar a España. Amor, si lo aceptas, podrás estar aquí en unos meses y por el tiempo que desees, tendrás trabajo, estarás segura y como puedo moverme dentro de España, las posibilidades de verte será enormes. Sé que tal vez lo de mi boda no te agrade pero, hasta que tenga el plan completo y pueda escaparme de aquí para volver contigo, casarnos, escuchar las campanas de la iglesia y cerrar la calle para bailar toda la noche. Si no lo aceptas, lo entenderé, pero te juro, Izel mi amor, que no hay día que no piense en tí y no hay momento que no desee estar a tu lado. Te amo, Tu Enrique.” Termino de leer la carta y con los ojos llenos de lágrimas, subo la mirada para poder ver a los abogados. —¿La madre de Enrique sabe de esto?— inquiero. —No señorita Santa Cruz, solo sabe de la demanda de divorcio pero no del documento del señor de León, nos pagó una fuerte cantidad para mantener el secreto — me asegura el de la barba tupida. —Y, ¿la carta?— continúo preguntando. —También es verdad, la señorita Barceló la mando para usted. —Todos se han puesto de acuerdo — murmuro y una sonrisa se dibuja en mi rostro— por eso, no me contactaban. —¿Disculpe? —No me daré por vencida, Enrique. No me importa si tenemos que luchar por lo nuestro, lo haremos juntos— murmuro. Veo al abogado — ¿me puede dar la pluma? Él me la regresa y levantando las hojas comienzo a firmar donde dice mi nombre. Tal vez no es la forma en la que deseamos o cómo debía ser pero, si él no se rinde, yo tampoco, y juntos lucharemos por nuestro amor… es momento de volver a España.
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