CAPÍTULO 15: Despertares

1640 Palabras
Registrada en SAFE CREATIVE Bajo el código: 2011045801413 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Enrique  Izel se quedó dormida entre mis brazos mientras observábamos las estrellas en el techo. Lo hizo lentamente, cuando se terminó el vino de la copa y se acomodó sobre mi pecho. Me quedé observándola hasta que mis propios ojos pesaron tanto que me quedé a su lado. Sin embargo, soñé con Eira, con esa persona tan especial en mi vida que por años estuvo conmigo, a mi lado y que después tuve que dejar ir cuando mi familia la lastimó y yo no fui lo suficientemente fuerte para defenderla. Soñé, justo con el momento cuando ella entró por la puerta de mi piso y me reclamó el no haberle dicho que mis padres la rechazaban —¡me quitaste años de mi vida! — me gritó—¡años de mi vida!, ¡me mentiste! — y luego cerró la puerta. En realidad nunca le mentí, lo que pasó es que jamás pensé que le debía esa explicación y cuando traté de decírselo, fue demasiado tarde. Eira no entendía, ni quería entender. Se sentía lastimada y lo comprendí, pero tampoco fue lo suficientemente fuerte para luchar a mi lado. Sólo me puso el anillo sobre la palma de la mano y se fue y en un día, murieron años. Eira era la mujer de mi vida. Con la que supe lo que era el amor. La quería como mi esposa, como la madre de mis hijos, pero su ausencia no fue lo que me empujó a cortarme las venas en esa bañera, fue saber que mis padres son una mierda y que no importa lo que haga, ellos no cambiará. Que sólo me dejarían amar a quién ellos consideraban “apto”, yo no quiero eso. Ahora estoy con Izel. Ella es diferente a Eira, más fuerte, más decidida, otra nacionalidad, otro mundo, otro pensamiento. Izel es sencilla, no le impacta el mundo de los excesos, ni los lujos y aprende rápido sin embargo, lo que tiene de común con mi primera novia, son las características físicas y su condición. Su hermoso color de piel, canela, quemado por el sol, su cabello n***o y esos ojazos que me hacen suspirar, no están dentro de los estándares de mis padres y jamás lo estarán, pero ahora sé que debo comentarle el problema antes de llevar esta relación a otro nivel, pero, ¿cómo mantenerlo en secreto antes de que yo pueda decírselo? Salvador, quién me encontró en la bañera ese día, me insiste que le diga de una vez por todas, pero yo creo que primero debo conquistarla, hacerle saber que estaré para ella siempre, que puede contar conmigo y amarme sin restricciones, que si ella me acepta yo la seguiré hasta el fin del mundo. Entonces despierto con los primeros rayos del sol, sintiendo el cuerpo de Izel a mi lado, con el peinado de trenzas casi intacto y esos bonitos y carnosos labios cerca de mi cuello. Le doy un beso sobre la frente para que se despierte y ella abre los ojos cerrándolos de nuevo por los rayos del sol que entran por el balcón que se ha quedado abierto toda la noche. Izel recarga su rostro sobre mi cuello y lo besa ligeramente provocándome cosquillas. —Buenos días— murmura. —Buenos días— respondo. Izel se separa de mí y se estira, levantando las manos hacia el techo y luego se cubre la boca al bostezar —¿qué hora es? —Las siete de la mañana— respondo y me pongo de pie para luego ayudarla a levantarse— sé que te prometí que no tomaría mucho tiempo pero nos quedamos dormidos y ya no lo pude cumplir. Izel se ríe ligeramente — jamás me había quedado dormida en los brazos de un hombre, o en otro lugar que no fuera mi casa. —Pues, no te quedaste en los brazos de cualquier hombre, si no en los míos, amor— me acerco a ella para tomarla de la cintura y atraerla hacia a mí— me encantó que durmieras sobre mi pecho. —Basta Enrique— responde tímida y se moja los labios con la punta de la lengua de una forma tan sexy que me confieso que me excita — lo digo en serio. —¿Qué?, ¿qué inevitablemente estás enamorándote de mí? — le pregunto— lo que me dijiste ayer fue, precioso. Jamás pensé escucharlo. —Tú me haces decir cosas así. Debo admitir que estoy descubriendo la romántica en mí. Tomo el mentón de Izel con la punta de mis dedos y lo levanto para que nuestros labios queden a la misma altura. La beso, moviendo lentamente mi boca sobre la suya. Izel con la confianza que ahora tiene conmigo, hace que nos sumerjamos en este beso tan lindo pero intenso que nos despierta más que los sentidos a los dos. Mis manos viajan por su espalda, acariciando su nuca y jugando con su cabello para después bajar hacia su cintura. Llevado por el beso y la intensidad, bajo aún más mis manos y cuando rozó sus glúteos ella se separa alejándome. —Lo siento— murmuro un poco agitado. —No, está bien, es que… — y voltea para ver dónde está la bolsa de tela que siempre carga con ella— yo. —Está bien Izel, no pasa nada— insisto— fue mi culpa, me dejé llevar por la situación. Prometo que no volverá a pasar. Ella regresa a verme y cuando nuestras miradas se cruzan me sonríe — quiero que pase Enrique — habla con firmeza sorprendiéndome un poco — pero no ahora, es muy pronto. Yo en ese campo soy literal… virgen— confiesa— no, sólo… Trato de no hacer evidente de que yo sospechaba que Izel era virgen en ese ámbito, pero no quiero avergonzarla ni hacerla sentir más incómoda, por lo que la tomo de las manos y beso la punta de su nariz — no te preocupes. No quería hacerte sentir incómoda, te prometo que me mediré en mi comportamiento. —Enrique, no te preocupes. Sé que algún día pasará, sólo que siento que esto va tan rápido que no sé qué hacer. —¿Entonces es muy pronto para invitarte a un viaje juntos? — pregunto y ella abre los ojos sorprendida. —¿Qué?, ¿es en serio?, ¿a dónde? —Estaba pensando que nos escapáramos a Toledo o a Córdoba. Tomar un tren el fin de semana y pasarlo allá, ¿qué dices? —¿De verdad? — Pregunta con una sonrisa que me provoca sonreír. —Sí, ¿por qué no? — comento — hay muchos lugares que ver y los podemos ver juntos. Si me tomas de la mano te puedo llevar hasta París, ¿quieres ir a París? —Me encantaría ir a París — responde sonrojada—sólo que… —No te preocupes de tu presupuesto, ni por eso que siempre te tiene apurada. Conmigo no te preocupes, solo de quererme y disfrutar, ¿de acuerdo? Ella asiente—¿al menos puedo pagar mi boleto o la gasolina? — me dice entre risas. —¿No me dejarás consentirte? — insisto y ella niega con la cabeza. —No, porque a ti nadie te consiente, al menos déjame hacerlo de alguna forma, ¿sí?, a mi no me molesta. —Esto es bastante nuevo para mí, ¿puedo pensarlo? —Puedes pensarlo— repite. Me da un beso sobre los labios— me voy, debo ir a ducharme para entrar a la primera hora, ¿nos vemos más al rato? — Asiento con la cabeza y ella acaricia mi rostro —te extrañaré. La verdad es que no entiendo como no te puedo ver en el campus, ¿te escondes o algo? — dice en broma y yo siento un dolor en el estómago al escuchar eso. No es que me esconda, pero resulta que mis padres tienen espías en la escuela que en cualquier momento le pueden decir sobre Izel, así que lo mejor será mantenerla fuera del foco por un tiempo. Ambos caminamos hacia la puerta del piso y cuando la abro me encuentro a Salvador justo a punto de tocar la puerta. —¡Ah!, buenos días— habla Salva con una sonrisa. —Buenos días— responde Izel con una sonrisa. Salva y yo nos vemos a los ojos y él levanta la ceja— Izel, él es mi amigo. —Hola Izel — saluda amable. —Creo que ya te había visto por ahí, el día que golpee a Enrique en el estacionamiento. —¡Ah sí! — responde y ambos se ríen. —E Izel, él es Salvador, mi mejor amigo. —¡Ah!, Así que eres tú…— habla de inmediato Izel volteándome a ver. —¿Ya lo conoces? — Pregunto extrañado. —Ah no, bueno ya lo había visto, pero ayer que fui a comer con Thalia me habló de él, eres Salvador, ¿su novio?, ¿cierto? —Ah, sí, sí— responde Salvador de inmediato y nervioso. —¿Fuiste a comer con Thalia ayer? — inquiero extrañado y viendo a Salvador. —Sí, me invitó después de la escuela, es linda. Bueno, me tengo que ir, nos vemos luego, ¿sale? — me dice Izel y parándose de puntas me da un beso sobre los labios— gusto en conocerte Salvador. —Igualmente— contesta él. Ambos vemos como Izel se aleja de nosotros y cuándo veo que toma el elevador volteo a ver a Salvador un poco molesto. —¿Qué demonios hacia Thalia hablando con Izel? — pregunto y él sólo entra a mi piso, espero que sea para darme una explicación.
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