Izel
-Un día antes de la boda de Enrique-
Han pasado unos días desde que regresé a Madrid y todo está yendo muy rápido y ni siquiera he podido ver a Enrique de nuevo. En la tarjeta que me dejó con las flores, me escribió que más temprano que tarde nos volveríamos a ver qué, por lo mientras, confiara en Salvador y Thalia y no me olvidase de que me ama con todo su ser y toda su alma. También, me he comunicado con mi madre para decirle que todo está bien y que espero pronto pueda regresar a verles; aún no sé si ese día pueda llegar.
Así que, mientras ese momento llega, he hecho todo lo que me han indicado y confiado en todo lo que mis amigos me han dicho y puedo decir que ahora soy una mujer completamente nueva, no solo por estar viviendo en otro país sino, por el cambio de imagen al que me he sometido guiado por Thalia. Ahora me veo un poco más sofisticada, con maquillaje y un corte de cabello que me favorece al por mayor y ropa tan bonita y fina que se amolda a mi cuerpo; lo único a lo que me negué fue a perder el color de mi cabello, sigue n***o y brillante, tal y como me gusta.
Supongo que el plan de Enrique es convertirme en una mujer de negocios y de estatus alto. Ya que no solo me ha dado una nueva imagen, si no un lugar para que trabaje. Así es, ese lugar al que tenía que ir al siguiente día de llegar a Madrid, es un precioso estudio de dos pisos que él me ha comprado para que ahí pueda poner, junto con Thalía, el principio de nuestro negocio. Le dio las instrucciones a Salvador de que me diera todo lo necesario para comenzar a diseñar y a crear y él, como buen amigo, lo ha hecho; si no fuera por Salvador y Thalia yo creo que ya me hubiese vuelto loca.
Entonces, desde que acondicioné mi lugar, no he dejado de diseñar ya que, Thalía con los contactos que tiene, nos ha conseguido una pasarela para poder exponer mi trabajo y así, comenzar a darme a conocer. Ella, por motivos de protección y además de presencia, me dijo que lo mejor sería que en lugar de llamar a la marca “única Joyería”, la llamaremos Santa Cruz-Barceló; tiene sentido, su apellido es muy reconocido por lo que le daría seguridad y confianza a la marca.
Así que acepté. Mi sueño de única joyería pasó a Santa Cruz- Barceló y ahora todo se está creando con ese nombre. He visto las tarjetas, los empaques de las joyas y demás cosas con nuestro logo y firma, los cuales hemos diseñado con la ayuda de expertos en el tema de ventas. Todo va viento en popa, menos las noticias sobre él. Estoy preocupada por Enrique, su silencio y el de Thalia y Salvador. Por lo que, solo me queda diseñar, aprovechar la oportunidad y esperar, supongo que eso formará parte de mi vida.
Por lo tanto, hoy me he pasado toda la mañana pegada a la mesa de diseño, y dibujando tanto que la muñeca ya me duele. La pasarela necesita veinte modelos diferentes y debo presentarlos para principios del año, por lo que me he puesto la meta de hacer el doble en caso de que algunos no sean aprobados. Sé que tal vez estoy utilizando esto de distracción pero, no me importa, necesito hacer esto bien para así, poder llegar a la cima.
⎯¿Izel? ⎯ escucho la voz de Thalia.
⎯Dime ⎯ respondo sin voltear a verla y con los ojos atenta a la hoja donde remarco los detalles de un collar de plata con lapizlazúli.
⎯Ya son las ocho de la noche, ¿no regresarás al hotel? ⎯ me pregunta, y escucho sus zapatos de tacón acercándose a mi.
⎯No, debo terminar esto.
⎯¿Segura?, Salva regresa del viaje de negocios y vamos a ir a cenar, ¿no gustas acompañarnos?
Niego con la cabeza y luego volteo a verla ⎯ gracias pero, no. Necesito que esto esté listo antes del fin del año.
Aunque no sé para qué, si tengo todavía bastante tiempo, me traiciona mi mente pero, no digo nada.
Thalia suspira ⎯ Izel, llevas días trabajando sin parar, debes descansar.
⎯Lo sé, pero no llegaremos a tener una marca exitosa y a crear todo lo que hemos visto en las juntas si descanso. No te preocupes, sé lo que es trabajar así. Cuando mis padres abrieron el restaurante trabajamos casi todo el día sin dormir así que sé lo que se siente. Además, si te soy sincera, no puedo dormir.
⎯¿Es por Enrique, cierto? ⎯ inquiere.
⎯Así es…
Thalia va hacia una de las sillas que hay cerca de mí y se sienta ⎯ Izel, no te habíamos querido decir esto pero, Enrique se casa mañana por la tarde en Euskadi ⎯ pronuncia.
Volteo a verla a los ojos y sé que le duele decirme esto ⎯¿tan pronto?
Ella asiente ⎯ Salvador y yo estamos invitados e iremos a acompañarlo. Nos íbamos a negar pero, somos sus únicos invitados y no pudimos. No quiero que pienses que estamos de acuerdo o te estamos traicionando solo que…
⎯No, no… está bien ⎯ le perdono todo y le sonrío haciendo un esfuerzo enorme ⎯ yo sé que su amistad este años y que deben de ir. Además, ya sabía que este momento llegaría y estoy preparada.
⎯Izel ⎯ pronuncia mi nombre Thalia.
⎯Estoy bien ⎯ repito, tratando de hacerme la fuerte porque en verdad me quiero echar a llorar.
⎯¿Segura?
⎯Lo estoy, ahora ve a cenar con Salvador y… nos vemos el lunes, ¿va?
Thalia se pone de pie y me da un abrazo que me inunda de ternura ⎯ te juro que todo va a salir bien Izel, solo tienes que ser paciente y todo pasa por una razón.
Todo pasa por una razón, estoy harta de que me digan eso… pienso amargamente.
⎯Lo sé ⎯ me limito a contestar.
Ella me da un beso sobre la mejilla ⎯ me voy, no te quedes muy tarde, ¿si?, tampoco es muy bueno para la belleza perderse horas de sueño ⎯ me bromea.
Mi socia y amiga toma su abrigo y luego sale de ahí, cerrando la puerta del edificio semi vacío y haciendo un eco que me recuerda mi situación. ¿Cómo es que pasé de estar locamente enamorada a estar sola en una habitación y trabajando para no sentir?
Trato de volver a mi dibujo y después de unos trazos suelto el lápiz sobre el papel para, enseguida, comenzar a llorar con un sentimiento que hace que me duela el pecho. Pensé que estaba lista para esto, para aceptar que Enrique se casaría con otra porque no tenía remedio pero, no es así. Lo extraño tanto, lo necesito, lo amo; me duele que nunca pudimos disfrutar más allá de unas horas de matrimonio.
Tomo mis anillos de compromiso y de bodas y los beso ⎯ Te amo Enrique de León, no me olvides te lo pido, no me olvides.
⎯Jamás te olvidaré y no podré olvidarte ⎯ escucho una voz y al voltear veo de pie a un hombre completamente cambiado frente a mí.
Me pongo de pie y al verlo frente a mí, le sonrío ⎯ ¿Enrique?, ¿eres tú? ⎯ pregunto sin poderlo creer, pensando qué es una alucinación.
Él, camina un poco hacia mí y con una sonrisa asiente ⎯ sí, soy yo… soy yo mi amor.