El mediodía vino y se fue, y el reloj se acercaba a la una. Pippa se levantó y se colocó junto a la ventana panorámica. Las luces coloridas del árbol de Navidad se reflejaban en el brillo de su vestido de seda violeta, haciéndolo casi azul marino.
—Frederick se ha retrasado —dijo Pippa—. ¿Crees que se haya quedado atascado en el tráfico?
—Mami siempre llega tarde —dijo Adam—. Tal vez Frederick tuvo que dejarla en casa del abuelo, y luego también hizo que Frederick se retrasara.
Nuestros ojos se encontraron a través de la mesa, y la mirada que pasó entre nosotros no necesitó ser hablada. «Oh, querido Señor, por favor no dejes que Eva venga a hacer una escena...»
Me aparté de Adam cuando trató de ayudarme a limpiar la mesa, y luego limpié los platos mientras Adam y Pippa se sentaban en l
