Miro al techo fijamente, con mis manos sobre mi estómago y cuento los segundos, concentrada en mi respiración. No sé cuánto tiempo llevo despierta, no he querido siquiera voltearme para mirar la hora en el celular. Mis ojos están muy abiertos y la oscuridad que me recibió hace unos minutos, ya comienza a disiparse con el despertar del día que se cuela por las ventanas. Podría preguntarme qué me sucede, pero sería algo estúpido. A pesar de que el sueño y yo somos más que compañeros inseparables, en el momento en punto que abrí los ojos, ya no pude volverlos a cerrar. Llamémosle ansiedad, porque no encuentro más motivos. O tal vez sí hay otros, pero pueden ser variaciones de la misma mierda. Siento ansiedad por mil cosas diferentes. Mi vida últimamente ha sido una montaña rusa de emocion