El reloj del auto marcaba las dos de la tarde, mi estómago se estaba impacientando y mi trasero se estaba adormeciendo. Teníamos ya más de 20 minutos en el auto, en dirección a un restaurante en el que, según Leonardo, quería que comiéramos por ser una “ocasión especial”. Estábamos varados en el tráfico, por lo que nos movíamos de una manera lenta y desesperante. Leo estaba tarareando una canción que estaba sonando en la radio. Finally Found You de Enrique Iglesias. Sonreí de lado al verlo cantando tan sumido en su momento de karaoke, omitiendo mi presencia. Parecía un niño pequeño, metido en el cuerpo de un hombre. Era tan tierno y sensual a la vez que me parecía una persona totalmente irresistible. ¿En serio existen hombres así? Si alguien me llegase a decir que no, pues tengo una