Suspiré una vez más. Tenía la mirada fija en el techo de mi habitación, estaba solamente iluminada por la luz de la luna que se colaba por la ventana. Tenía una mano extendida en toda la cama y la otra encima de mi estómago. Respiraba profundo en cada inhalación, mi almohada olía a él… Mi padre nos había hecho una exquisita cena unas horas antes, pero yo no tenía mucha hambre, la verdad no entendía nada de lo que había pasado esa misma tarde. ¿Qué rayos había pasado? Todavía me sentía desconcertada, ¿por qué se habrá ido así? Quiero decir, intenté explicarme el por qué no podía aceptar ahora el compromiso, no me sentía preparada, ¿por qué no podía entender eso? Me acosté del lado derecho de mi cuerpo. Tenía la vista hacia la pared. Quería llamarlo, arreglarlo todo, decirle que lo