Jugaba distraídamente con el bolígrafo que tenía en la mano derecha, mientras tenía la mirada fija en la pizarra donde habían unos apuntes que se suponía debía anotar, pero no podía sacarme de la cabeza el hecho de que acababa de chocarme con el hijo del mismísimo hombre que quiere destruir la empresa de mi padre y por ende, dejarlo en bancarrota.
¿Qué se suponía que debía hacer?
Luego de presentarse, me pidió que nos viéramos después de clases, pero, ¿qué le iba a decir? "¿Te odio porque tu padre quiere destruir al mío, jaja, pero vale, comamos un helado de mientras?".
Por supuesto que no.
Suspiré cansada y frustrada.
También tenía en mente si hablaba o no con Leonardo, ¿era prudente? De verdad me moría de ganas de verlo, de abrazarlo, de decirle que lo amo, no lo sé, pero también
