Pov. Miranda Sentí una brisa recorrer todo mi cuerpo, haciendo que me despertara de una manera muy perezosa. Levanté la cabeza y miré por el rabillo del ojo que la sábana que debería taparme no estaba. Me volteé y vi que Leo estaba dormido en una pose realmente preocupante para su cuello, no pude evitar reírme y volver a taparnos con la sábana que se había caído al suelo. Noté que el sol entraba por la ventana a pesar de que la persiana estaba abajo. Miré el reloj de la pared, 12:15pm apuntaba. Regresé a recostar mi cabeza en la almohada cuando el recuerdo de mis amigas y mi padre me tomaron desprevenida. Me levanté en la cama desesperada. —¡Leonardo despierta! ¡Nos quedamos dormidos! —me bajé a tropiezos de su cama y me fui corriendo hasta el baño. Él simplemente se movió. Despu