AKEMY MILLER...
Camino por el jardín alejándome un poco del bullicio de la fiesta por que en este momento siento que me asfixio. Soy consciente de que soy una malagradecida con la vida, con mi vida. Tengo todo lo que muchas personas desean, pero para mí es asfixiante y estresante, pensar en que mi vida siempre sea así me aterra.
Me vuelvo a ver la carpa donde se lleva a cabo la fiesta y sonrió triste, porque este será mi futuro, mi más que perfecto futuro.
- ¿Qué haces aquí? – pregunta mi tío Oleg saliendo de las sombras
- Necesito algo de tranquilidad – respondo sentándome en el césped importándome una mierda el costoso vestido en el que estoy enfundada. Noto que mi tío hace lo mismo.
- ¿Qué perturba tu mente hermosa? – pregunta preocupado y yo suspiro.
- ¿sería mala persona si digo que no me gusta mi vida? – pregunto volviéndome a verlo lo que él se sorprende.
- ¿Qué pasa amor? – pregunta observándome con ternura
- Me mata la monotonía – respondo recostando mi cabeza su hombro.
- Princesa, eres muy joven para que digas que tu vida es monótona – responde mi tío haciéndome reír.
- Lo sé, pero es lo que siento – respondo suspirando – soy consiente que nuestra familia tiene un pasado muy difícil y que ustedes hicieron hasta lo imposible porque nosotros tengamos la vida que tenemos.
- Eres un demonio – dice riendo lo que me causa curiosidad.
- ¿puedo irme contigo a Rusia? – pregunto a lo que él me observa sorprendido
- ¿sabes a lo que me dedico? – pregunta de vuelta
- Por supuesto, pero me gustaría mucho estudiar allí – respondo porque hace mucho lo había pensado.
- Tus padres jamás lo aceptaran – responde mi tío besando mi cien – porque no hablas con ellos y les dices lo que sientes, quizás de esa forma acepten que vayas a vivir conmigo.
- Creo que tienes razón – respondo observándolo
- Por el momento solo puedo ofrecerte unos días en Moscú aprovechando que Nikolay no está y necesito compañía – responde haciendo que mi pulso se acelere.
- Por cierto ¿Dónde está? – pregunto mirando hacia la carpa.
- Tuvo un asunto del que encargarse – nos ponemos de pie volviendo a la fiesta donde decido disfrutar de que toda mi familia está conmigo.
A la mañana siguiente me despierto temprano para ir a trotar un rato antes de hablar con mis padres, no sé qué es lo que me sucede, porque esta incomodidad cuando lo tengo todo. Pero el simple hecho de que mi vida siempre sea tras un escritorio y en constantes reuniones me aterra.
Por otro lado, esta Nikolay, ese hombre me encanta desde que tengo uso de razón y verlo en la fiesta después de casi dos años de no verlo hizo que todo mi cuerpo se estremeciera. Ya no es un adolecente, ahora es un hombre. Un magnifico hombre. Cuando me abrazo pude sentir su embriagante aroma y cuando nos miramos a los ojos sentí que mi respiración se detenía.
Al volver a casa veo que mis padres ya están desayunando así que me acerco a ellos un poco nerviosa.
- ¿podemos hablar? – pregunto observándolos
- Eso suena importante – dice mi padre observándome con su habitual ternura.
- Si
- Ve a darte un ducharte y lo hablamos – responde mi madre preocupada.
Corro a mi habitación donde me doy una ducha rápida para después vestirme, me pongo un jeans n***o, un saco de lana blanca a juego con mis tenis. Me ato el cabello en una coleta alta y no me maquillo. Una vez lista bajo a desayunar con mi familia, veo que Aleksei ya está allí por lo que me siento junto a él.
- Quiero estudiar en Moscú – suelto de golpe observando como mis padres se ven entre sí.
- ¿Por qué? – pregunta mi madre
- Hay algo de lo que quiero hablar – digo a lo que ellos asienten con la cabeza – no quiero que lo tomen a mal y puede que sea yo la que está mal, pero no me siento feliz con mi vida.
- ¿Qué pasa hija? – pregunta mi padre tomando mi mano sobre la mesa.
- Quiero un reto y siento que jamás lo he tenido – respondo observando a mi madre – sé que Aleksei y yo seremos exitosos, pero no por mérito propio. Solo mantendremos a flote algo que ustedes ya construyeron.
- ¿crees que en Moscú tendrás ese reto? – pregunta mi madre preocupada.
- No lo sé, pero quiero alejarme un poco de lo asfixiante que puede llegar a ser tener el apellido Miller. No quiero que se sientan mal.
- Hablaremos con el tio Oleg – responde mi madre tomando su celular – para que te vayas con él.
- ¿enserio? – pregunto emocionada.
- Solo debes prometernos que si hay algún problema o una amenaza hacia tu vida volverás de inmediato – dice mi padre a lo que yo asiento con la cabeza sonriendo.
Luego de una semana estoy subiendo a un avión junto a mi tío Oleg. Cuando mis padres le contaron al resto de nuestra familia, pusieron el grito en el cielo, pero al final aceptaron sabiendo perfectamente que mi tío y Nikolay me mantendrán a salvo.
- ¿estas segura de esto? – pregunta mi tío sentado frente a mi
- Si, solo espero encontrar lo que estoy buscando – respondo sonriente a lo que él asiente con la cabeza.
Durante el vuelo leo mi libro favorito por milésima vez, el conde de Montecristo. También duermo un rato hasta que por fin llegamos a Rusia donde al bajar del avión veo que hay muchas camionetas esperando por nosotros. Veo que de una de ellas baja Nikolay haciendo que mi corazón se acelere viendo lo atractivo que se ve vestido de n***o y con unos lentes de sol que lo hacen ver como un chico malo.
- Hola papá – dice acercándose a nosotros, pero al parecer no se ha percatado de mi presencia – al fin te dignaste a volver.
- Se perfectamente que todo lo tienes bajo control – dice mi tío tomándome del brazo poniéndome a su lado – Akemy vivirá con nosotros desde ahora.