Leandro pasa a buscarme a la hora acordada. Me mira con su hermosa sonrisa mientras avanzo hacia él y me siento un poco tímida. La verdad es que no sé qué es esta clase de cena de negocios, pero tengo curiosidad, así que simplemente voy a dejar que sea él quien hable.
—Buenas noches —pronuncia abriendo la puerta del acompañante.
—Buenas noches —contesto entrando a su coche. La comodidad es increíble y el olor a pino flota en el interior.
—¿Cómo estás? —cuestiona entrando por el asiento del piloto.
—Bien, supongo. —Suelto una risita—. ¿Y vos?
—Estupendo. —Se ríe y mueve su cabeza como si estuviera relajando el cuello. Luego arranca—. Vamos a mi casa.
—¿Tu casa? —repito. Hace un sonido afirmativo y arqueo las cejas—. Pensé que íbamos a un restaurante.
—Bueno, sé cocinar y mi cas
