Observo el amanecer a través de las ventanas del avión. En unos pocos minutos aterrizaremos en Grecia donde pasaremos toda la semana organizando nuestra boda. Aunque tengo un poco de miedo a que Daría y su familia intenten impedir la boda, pero es algo que no voy a permitir. Bajo la mirada hasta la hermosa pelinegra que duerme en mi regazo y sonrió al darme cuenta de que esa hermosura pronto será mi esposa. La azafata viene hasta nosotros y me informa que estamos por aterrizar, pero me niego a despertarla. Cuando aterrizamos la abrigo con una manta Hermes para luego tomarla en brazos y bajar del avión. Anthuan nos sigue hasta la pista de aterrizaje donde una camioneta nos espera. - Anthuan quiero que prepares todo para que un juez nos casé al medio día — ordenó y él asiente con la cabeza