Eran varios meses desde que Madeleine vio la tormenta en el bosque alrededor de la plaza de la diosa de Invierno y escuchó sobre la emboscada que cobró tantas vidas. Que ella estuviera presente y que no pudiera anticipar los deseos de los dioses era una gran calamidad, pero no se podía hacer mucho, ella, aún siendo la santa, era una mortal y cuando los dioses tomaban una decisión, no pedían permiso ni dejaban notificaciones. Soltó un largo suspiro. Eran meses sin tener noticias, cualquier rumor en Selder o Lleledomort tomaría meses para llegar a Nelsira y las noticias extranjeras ocupaban un espacio muy pequeño de los boletines semanales, era mucho más importante la nueva ampliación al ya de por sí gigantesco templo, aparentemente los orfanatos, escuelas y refugios no eran temas urgente