Por primera vez en muchos años, escuchar la alarma de mi teléfono, me molesta, abro los ojos y lo tomo para apagarlo, es extraño pero lo que tanto me gusta hacer, que es trabajar, hoy me parece tedioso, quisiera quedarme en la cama con Ainhoa todo el día. No puedo dejar de pensar en sus palabras.
Ainhoa se remueve entre mis brazos, le doy un beso y me voy a la ducha.
De nuevo le ordeno el desayuno y unas flores, en la tarjeta le dejo mi teléfono y mi correo electrónico diciéndole que estoy a sus servicios para ayudarle a solucionar su problema de nuevo, tan solo de imaginarme su sonrisa al recibirlos, mi día se ilumina.
Llego a la oficina y al entrar me quedo completamente sorprendido.
—¿Qué haces aquí Steffy? —pregunto furioso al verla sentada en el escritorio de mi oficina.
—Hola b
