Magnus había llegado a la casa mucho antes que Adelaida, y cuando supo que quería hablar con él sintió que le hablaría sobre aquellas personas de hoy, sin embargo, se sentía un tanto preocupado de que Adelaida hubiera sabido que la estuvo vigilando. Los ojos azules del mafioso se fijaron en su pareja, la cual había entrado y mantenía un rostro serio, pero también lleno de nerviosismo. Adelaida se sentó al frente del mafioso dejando sus pertenecías de lado, el lugar estaba solitario, los gemelos se encontraban en el segundo piso durmiendo. — ¿Qué sucede, cariño?... — Adelaida dejo de observar el suelo para mirar a Magnus, no sabía exactamente qué contarle. — Tengo hablar de que hablar contigo... Es algo importante y estoy segura de que no lo tomarás de buena manera. — Magnus, al escuchar