[GAEL]
El sangrado en su mano ha tardado mucho tiempo en detenerse, pero finalmente lo ha hecho, aunque aún le duele muchísimo. Hace un momento me ha pedido que recomenzáramos y entre las pautas para hacerlo ha incluido el que yo pueda regresar a esta habitación que siempre ha debido ser de los dos. Cierro la puerta detrás de mí una vez que he entrado, dejo la maleta a un lado y al levantar mi mirada, me la encuentro a ella de espaldas luchando con quitarse la ropa para poder colocarse su camisón, pero la venda en su mano no le hace las cosas fáciles.
En otro momento de nuestra relación hubiese caminado hacia ella sin ninguna duda para desnudarla y no precisamente para que se colocase su camisón, pero ahora no sé cómo actuar. No quiero que me rechace.
—¿Quieres que te ayude?— Me decido a preguntarle y es que en verdad no quiero volver a arruinarlo todo.
Ella de inmediato se da la vuelta para mirarme y encoje sus hombros —No puedo cerrar mi mano por completo para poder bajar la cremallera y con mi mano izquierda soy una completa inútil. — Se queja haciéndome sonreír.
—Lo sé perfectamente. — Respondo y ahora es ella quien sonríe.
Me mira por un instante, luego mira mi maleta y regresa su mirada a mí —Iremos de a poco, ¿sí?— Me deja saber.
—Lo sé, un paso a la vez.— Afirmo y me voy acercando a ella tan solo un poco. —Esta noche ha sido muy larga para los dos. Estamos cansados, aun nerviosos, y tu más que nadie necesitas descansar. — Indico acercándome cada vez un poco más.
Ella se voltea nuevamente y aparta su cabello a un lado para dejarme ver la cremallera del vestido que trae puesto —Tiene un pequeño ganchito arriba que debes abrir también.— Me indica y por dentro no puedo dejar de sonreír. Creo que ella olvida las muchas prendas que le he quitado.
—Vale.— Me limito a responder mientras voy llevando mis dedos hacia el pequeño gancho y lo abro para luego seguir con el cierre de la cremallera. Lo bajo lentamente y al darme cuenta de que llega hasta el final de su espalda sonrió.
Es verla nuevamente de esta manera y volver a sentir ese cosquilleo por dentro que solo ella provoca en mí —¿Ya?— Me pregunta e intenta llevar sus manos a sus hombros para quitarse el vestido, pero yo le gano llevando mis manos por debajo de la tela sobre sus hombros.
—Yo te ayudo. — Le digo al oído.
—Gael...— Intenta decir de manera nerviosa, pero simplemente deja mi nombre en el aire.
—No voy a intentar nada, simplemente te voy a ayudar. — Le informo de la manera más calma que puedo mientras voy haciendo que la tela se deslice por sus brazos.
Ella no dice palabra alguna y sé que está nerviosa, lo puedo sentir en su respiración, pero para mi sorpresa ella se da la vuelta mientras que el vestido ya va cayendo por su cuerpo dejándome verla con un sujetador n***o de encaje y un hípster haciendo juego.
Es la primera vez que la veo de esta manera estando con el embarazo ya más avanzado. Ninguno de los dos dice una sola palabra y no sé si es porque no sabemos que decir o porque estamos nerviosos. Intento mantener mi mirada fija en sus ojos, pero es muy difícil teniendo la tentación de ella casi sin ropa frente a mí.
—¿Me pasas mi camisón? Está en la silla que está detrás de ti.— Me pide haciéndome sonreír.
—¿Me permites besar a nuestros hijos a través de ti?— Pregunto sin responder a lo que ella me ha pedido.
Puedo notar su pecho moviéndose a causa de la manera que respira, está nerviosa y no sé si es para bien o para mal. —No intentes más que eso por favor. — Me pide suplicante y asiento de inmediato.
—Te lo prometo.— Le aseguro y lentamente me arrodillo frente a ella.
No puedo ocultar que todo mi ser comienza a alterarse a causa de tenerla a ella así frente a mí, pero no estoy dispuesto a perderme de esta oportunidad la cual ella me ha dado. La miro desde aquí abajo mientras llevo mis manos sobre su abdomen y el ver la manera que todo su cuerpo ha cambiado a causa del embarazo me hace estremecer. Quisiera poder besarla tanto y por todas partes que siento que me duele, pero también sé que debemos ir un paso a la vez y esta noche ha sido ya lo suficientemente complicada como para empeorar las cosas.
Acaricio suavemente a nuestros hijos y acerco mis labios para comenzar a depositar tiernos besos sobre ellos hasta que un pequeño movimiento me hacer reír —¿Se están moviendo?— Le pregunto mirándole desde aquí abajo y ella sonríe.
—En realidad, uno de ellos me ha pateado. — Me explica y la ilusión en sus ojos es evidente.
—¿Y cómo se siente?— Cuestiono mientras le sigo besando.
Ella piensa un instante y ríe —Como si tuviese mariposas aleteando dentro de mí. — Explica divertida.
—¿Cómo cuando nos enamoramos?— Pregunto mirándole fijamente.
—Sí, puede ser. No lo sé, es muy difícil de explicarlo, pero me gusta saber que están bien.— Comenta.
—A mí también me gusta saber que están bien y me gusta verte así.— Confieso.
Ella simplemente sonríe y acomoda su cabello hacia delante como intentando cubrirse —¿Me pasas mi camisón por favor?— Insiste y sé que no debo seguir presionándola, ella aún no está lista para algo más y lo comprendo perfectamente.
Sin rodeos me pongo de pie bajo el efecto incomodo que ofrece mi pantalón en estos momentos y me acerco a la silla donde está su camisón para luego alcanzárselo. —Aquí tienes.— Digo amablemente y me acerco a ella para darle un tierno beso sobre sus labios.
—Gael.— Me dice prácticamente en lo que es un susurro.
—¿Qué?—
Ella encoje sus hombros y me mira de pies a cabeza por un breve instante —Yo no me siento lista para volver a intentarlo aún, ¿podrás esperarme? — Me pregunta bajito y yo sonrió.
—Nunca más en mi vida te fallare y para que sepas, te esperaría mil vidas de ser necesario.— Le informo.
—Pero...— Intenta decir y lleva su mirada a mi evidente erección.
—Pero nada, una ducha de agua fría calmara las cosas.— Digo entre risas y le dejo un beso en la comisura de sus labios antes de irme al baño.
No sé si será simplemente una ducha de agua fría lo que me calme, pero de lo que si estoy seguro es que no le fallare nunca más en mi vida y mucho menos le presionare para que intentemos algo. No hare nada que pueda volver a poner en riesgo el tenerla a mi lado, no dejare que nadie vuelva a interponerse entre los dos y eso también incluye a mis instintos de hombre.