Dos semanas después: 19 de agosto Durante las últimas dos semanas, Gabriel y yo nos hemos encargado de cumplir lo que hablamos aquel día en mi departamento. No diré que ha sido una tarea fácil despojarse de los miedos que teníamos los dos, pero poco a poco los besos se fueron transformando en unos que no cargaban culpa. Las miradas fueron siendo cada vez más profundas y llenas de mensajes acerca de lo que sentimos por el otro. Ni siquiera hace falta hablar de como nuestras manos se han ido atreviendo a acariciar al otro con más libertad. Tengo la sensación de que hemos ido rompiendo las barreras que nos mantenían lejos del otro, aquellas que hacían que nuestra relación pareciera fría, pero es que también para los dos ha sido un desafío enorme atrevernos a volver a amar. Ahora me veo a tr

