—Ven, siéntate aquí conmigo— Me pide él luego de traer las dos tazas de café hacia la sala y dejarlas sobre la pequeña mesita que está en el centro.
Con mi hija en brazos, me siento a su lado en el sofá y lo miró a la cara —Perdona, no quería decirte eso de esa manera y que pensaras que estoy proponiendo que vivamos juntos. Es que al parecer solo podemos dormir tranquilos cuando estamos con el otro, al menos así lo veo yo, y por eso hice ese comentario— Le cuento, y él acaricia mi rostro.
—Lo sé, estoy consciente de que dormimos en paz cuando estamos abrazados, cuando nos sentimos cerca— Explica y hace una pequeña pausa, supongo que para ordenar sus ideas —Nicole, lo que pasa es que, si bien me encantaría decirte que empecemos todo desde cero, que vivamos juntos, que miremos hacia adela
