Desde que nuestras vidas coincidieron, Gabriel y yo hemos estado creando momentos únicos juntos, y el día de hoy no fue la excepción. Olvidaba lo mucho que me gustaba montar a caballo, lo sencillo que podía llegar a ser reír de cosas simples de la vida, y disfrutar de mi pequeña en un día de campo como el que hemos pasado hoy. Sin embargo, ahora las cosas parecieran ser diferentes. El sol ya se ha ocultado y Gabriel fue el encargado de llevar a Milagros con una de las niñeras de este complejo. Lo vi salir de la cabaña, y sentía que me derretía ante lo guapo que se veía con ese pantalón oscuro y su camisa gris. Mientras que él regresa, aquí estoy yo mirándome frente al espejo y sintiendo muchísimos nervios con solo pensar en lo que está por pasar. Estoy tan nerviosa, que el golpe en la

