La cena ha acabado, él ha también reducido la botella de vino a menos de la mitad, y en mis labios aún está el sabor a las fresas y chocolate, y su mirada esta fija en mi mientras que apoya la copa sobre la mesa. De pronto, él se pone de pie y se acerca a mi ofreciéndome su mano —¿Bailamos?— Me propone y lo miro extrañada. —Gabriel, no hay música— Murmuro nerviosa y sonríe. —Eso se soluciona fácil— Contesta y toma su celular para así presionar un botón haciendo que una canción romántica de esas que nunca pasan de moda suene por toda la cabaña. —Era sabido que lo solucionarías— Comento sonriente y en esta ocasión tomo su mano mientras que la voz de Michael Bolton habla del momento que un hombre ama una mujer. —Mi mente no piensa en nada más que en ti— Me susurra al oído imitando lo que

