Veo a mi hija siendo consentida por la mamá de Noelia, y me gusta saber que de a poco estoy pudiendo construir una vida nueva en la cual mi hija también podrá disfrutar de las cosas simples como lo son los amigos o una tarde en la piscina. Llevo meses escondiéndome del mundo, pensando que allí afuera no hay nada bueno, pero tengo que ser consciente y entender que Milagros no podrá estar siempre encerrada y protegida entre mis brazos.
—¿Te encuentras bien?— Escucho la voz de Gabriel y al voltearme lo veo justo detrás de mí.
—Sí, solo miraba a mi bebé y pensaba que en poco tiempo será grande como Noelia y hara amigos… me da miedo que crezca, pero al mismo tiempo quiero que lo haga y sea feliz—Expreso con sinceridad y él me abraza haciendo que pueda apoyar mi rostro sobre su pecho.
—Va a s
