Cuando Gabriel dijo hace un momento que podíamos dormir juntos, mis nervios se fueron de cero a cien en cuestión de segundos. No es que me de vergüenza dormir con él, pero al ser todo tan nuevo entre los dos, todavía existen situaciones que me hacen comportar como una niña pequeña. Me miro en el espejo del baño que está dentro de mi cuarto, y trato de tranquilizarme mientras inhalo y exhalo una y otra vez —No seas tonta, tú puedes— Me aliento y observo mi imagen una vez más. Pijama de dos piezas compuesto por un corto pantalón, y una blusa de tirantes. Debo admitir que hay situaciones que todavía me ponen en conflicto con mi cuerpo. No puedo quejarme, la recuperación física después del embarazo está resultando de maravilla, pero obviamente no soy la misma y eso es algo que tendré que acep

