Eda Nos montamos en el ascensor. Desde que he accedido a cenar con él ha cambiado su actitud. Tiene su mano colocada sobre mi cintura. No me gusta sentir su tacto sobre mi cuerpo, pero no puedo hacer otra cosa, tengo que conseguir este contrato como sea y si para ello tengo que cenar con el mismísimo diablo, lo haré. - Dime Eda ¿tienes preferencia para cenar en algún lugar concreto? Se acerca demasiado a mi en un intento de volver a dejar claro que le gusto. - Me fío de tu criterio - contesto con una pequeña sonrisa. Por suerte el ascensor se detiene y las puertas se abren. Estaba temiendo que Alex se marcara un cincuenta sombras y tuviera que cruzarle cara. Sujeta mis dedos entre los suyos y camina decidido hacia el despacho del final del pasillo. En cuanto la secretaría le ve,