Cuando los fríos dedos del hombre tuvieron contacto con los suyos se sintió derrumbar, cuando él la sacó de aquel infierno llamado casa, se echó a llorar con más fuerza en los brazos de aquel hombre que literalmente no era nada para ella, un simple hombre que la quería como una hija. Poco a poco se fue calmando mientras observaba los árboles pasar, casas y otras cosas más. Aquel que estaba sobre el volante manejaba despacio, casi no sentía nada, sólo que avanzaba, ¿hacía dónde? No tenía la menor idea. La melodía de la canción Waka Waka de shakira la sacó de sus profundos pensamientos, volteó a mirar al hombre y él le brindó una gran sonrisa. —Hay que empezar de cero, para tocar el cielo —Cantó el hombre, embargándola con su hermosa voz. —. Es esa frase que me hace amar esa canción.