Capítulo 6

1842 Palabras
»Debería» Yo haciéndome ilusiones cuando es cien por ciento seguro que sólo quiera saber como va la escuela, si no la está pagando en vano, como si ese dinero lo diera ella, piensan que no lo sé, pero sí, Anthony me lo dijo, mi abuelo me dejó una fortuna a la cual no tengo derecho aún, y esa es la cosa, aún, ser mayor de edad no está tan lejos. No es que quisiera mal gastar el dinero, pero que ni crean que dejaré que gasten un peso más de lo que es mío cuando cumpla la mayoría de edad. —¿Quieres que contesté por ti?—pregunta Thomás, sacando me una vez más de mis pensamientos. No sé que decir, ahora mismo no sé lo que quiero. Dejo el celular en su mano y me alejo, me paro cerca de una roca y levanto la mirada hacia el cielo. Thomás. La observo alejarse y luego miro el celular en mis manos, quiero contestar pero quisiera reprocharle a su madre y no puedo, no quiero intervenir. Voy a respetar su silencio. —Bueno —contesto. —Hola, ¿está Laura? —No está en su mejor momento ¿es importante? ¿Quiere dejarle un mensaje?—pregunto, aguantando mis ganas de decirle algunas cosas. —Sólo dile que no se le olvide mandarme una foto de sus calificaciones de éste mes. —¿No preguntará como está?—No puedo evitar preguntar. —Laura es una niña muy sana, y si estuviera enferma su tía ya me hubiera avisado —responde rápidamente. —¿Y su estado emocional? —¿Quién eres? —Nadie importante, yo le digo —Cuelgo y miro a Laura quien está de espaldas con los brazos cruzados y la mirada en el cielo. Guardo el celular en mi bolsillo y camino hacia ella. Rodeo su cintura con mis brazos y dejo mi cabeza en su hombro. —¿Qué quería?—pregunta, entre cortada. No sé que contestarle, sé que por más acostumbrada que esté a ello, decirle que su madre sólo llamó por sus calificaciones la lastimará, si le miento también saldrá lastimada. No digo nada por largo rato pensando en como obviarla pero eso es imposible. —Mis calificaciones ¿verdad? Es lo único que le importa, no te preocupes, lo sé. —Gira entre mis brazos y me mira a los ojos. —. Estoy bien, no es que vaya a morir porque mi madre no me quiere, ya no me importa —Acaricia mejilla. Tomo su mano de mi mejilla y beso el dorso. —Yo estoy aquí, no olvides. —Claro que no —Me abraza fuertemente y le correspondo de la misma manera, sé que necesita el abrazo. Y me alegra poder estar para ella. —. Vamos a casa —propongo. —Sí —Asiente alejándose. Rodeo sus hombros y regresamos hacia donde estábamos, tomamos nuestras cosas y la llevé a casa. —Vas a dormir inmediatamente ¿vale? Ella sonríe. —No te preocupes, no voy a desperdiciar mis lágrimas por quien no las merece —Besa mis labios cortamente, y se aleja poquito a poquito sin soltar mi mano. —Dulces sueños —Camino hacia ella y la beso. Luego me alejo y subo al taxi. Un mes después. Gracias a que Matías se quedó por un mes con nosotros, pude pasar mucho tiempo con Thomás, siempre que salía de la escuela, Edward se llevaba a Paula, yo me iba con Thomás. Pero siento que ese mes fue corto, él pronto se va, peor aún se acerca la partida de Thomás. —¡¿Cómo que estás afuera?!—susurro, sorprendida. —Sí, ¿me vas a abrir? Se supone que tu tía no está. —Voy —Cuelgo, y bajo corriendo mientras acomodo mi cabello. Abro la puerta y lo veo parado con ambas manos dentro de su pantalón jeans n***o y una camisa azul de mangas cortas, su pelo está un poco despeinado pero luce bien. —. Estás loco. —Sólo por ti —Se adentra a la casa y me besa inmediatamente que está dentro. Cierra la puerta y me toma de la mano para que subamos a mi cuarto. Algo se trae. Y lo sé. Me sienta sobre la cama, pone seguro y se sienta frente a mí con los pies hacia atrás. Me mira y suspira, algo quiere decirme, pero no le sale. Me besa. Yo le correspondo, está nervioso y debo de admitir que aunque estoy asustada me divierte. —¿Qué sucede?—pregunto, al alejarme. —Ya está establecida la fecha, me voy dos semanas antes de entrar a la universidad para adaptarme —confiesa. Yo no sé que sentir, había intentado prepararme para el momento pero hasta el día de hoy no me siento lista, Paula literalmente tiene su vida, aunque sé que nunca me abandonaría pero en su condición no puedo suponer nada. —Está bien, Thomás. Todo está claro, la distancia no es un obstáculo para nuestro amor. —Tomo su rostro entre mis manos. —. Quiero que te vaya muy bien en todo, te deseo lo mejor del mundo, tienes todo un futuro por delante, somos simplemente jóvenes, vamos a crecer y ahí podemos formalizar nuestra relación, siempre y cuando nos esperemos. —Lo sé, pero me preocupa mucho dejarte —Toma mis manos de su rostro, y me mira fijamente a los ojos. —No te preocupes, estaré bien—Le aseguro. —No me he ido y ya estoy preocupado, no me gusta para nada como te trata tu tía y quién sabe de lo que es capaz —dice, en tono muy molesto. Hago que me vea a los ojos. —No estoy sola, Él nunca me ha abandonado —Le sonrío. —. Mi tía viene en dos horas si no se adelanta, así que quédate conmigo y veamos una película —propongo con una gran sonrisa. Él asiente. —Pero por favor dime que ya tú y Paula dejaron I still bieleve de lado —Pide haciendo una mueca. —Sabes que es nuestra película favorito, mientras estés conmigo es su subtítulo, pero no te preocupes, no veremos esa —Le digo entre risas. Pongo la película y luego me acuesto con la cabeza en su hombro, decidimos ver los mejores éxitos de Silvestre Stallon. Cuando terminamos de verla, se fue medio hora después, para evitar inconvenientes, aunque Matías estuviera, lo mejor era seguir cuidandome de mi tía. Decido ponerme a hacer tareas pero justo en ése momento siento un terrible dolor en mi estómago. Dejo mi cabeza sobre el escritorio esperando a que el dolor se esfume, eso me ha estado pasando a menudo pero no he hablado con nadie. Empiezo a sudar del dolor, pasan unos minutos y el dolor se esfuma. Me levanto y bajo para tomar un vaso de agua pero veo a Mat en casa, camino hacia la sala donde él se encuentra en uno de los sofás negros. —Hola, Mat —Saludo animada mente sentándome junto a él. —Hola, jovencita hermosa —Aprieta uno de mis cachetes con ternura. Me pego más a él y lo miro a los ojos. —Mat, ¿quieres mucho a mi tía? ¿Cierto?—Le pregunto, despistada mente. Él sonríe. Toma mi mano y me mira fijamente a los ojos. —Sé que tu tía no es la mejor mujer. Pero la amo como es. Me da tanta pena escucharlo y no poder abrirle los ojos. —¿Dónde está ella?—pregunto. —Dijo que iría por lo de la cena. Proceso esa información mientras miro alrededor. —¿Y si...? La puerta se abre y entra mi tía. —¿De qué tanto hablan?—pregunta, amenazándome con la mirada. Mat se para, sonriente la recibe. —De ti, amor. Lo imito para darles privacidad. —Me avisan para la ce...—Mat me sostiene rápidamente al ver que casi caigo, llevo una mano a mi vientre mientras él me apoya a su hombro. —¿Estás bien?—pregunta, preocupado, mirándome asustado. No logro objetar nada por unos minutos, y solo asiento para luego hablar. —Sí, tranquilo —Le sonrío, enderezándome. —¿Estás segura?—dice, no tan convencido. —Ujum —Le brindo una cálida sonrisa. —. Nos vemos al rato. Subo las escaleras con mucho cuidado, e inmediatamente que llego a mi habitación me tumbo en la cama. Más tarde despierto desorientada, pareciera como si me hubiera desmayado. Toco mi cabeza mientras me enderezo para quedar sentada sobre la cama. La puerta de mi habitación se abre de golpe y entra mi tía. —Sólo vine a advertirte una cosa, abres la boca y te mando con tu madre, no es que no quieres estar lejos de tus amigos, pues dependerá de ti. —Tú también perderás, tía —La enfrento. —¿Quién sufrirá más? Yerba mal nunca muere o ¿sí? —Que pena, Mat te ama, pero no sabe que eres una... Levanta su mano pero se queda en el aire. —¿Qué? ¿Vas a pegarme? ¿Por decirte la verdad? Creí que eras orgullosa de ser una cualquiera —No quiero herirla, no quiero responderle de la misma manera que ella me habla pero no lo puedo evitar. —Ojalá y te mueras —Dice con rabia. —. Igual nadie te quiere. Me quedo sin palabras porque tiene razón, balbuceo pero nada sale de mis labios, agacho la cabeza y lloro. Agradezco que ella abandona la habitación y lloro con más comodidad. —Que pena, personas buscado hijos y quien los tiene, un asco. Decido no cenar, sus palabras me quitaron el apetito, me siento frente a mi cama y oro. Es lo único que me queda por hacer, yo no puedo pelear contra mi tía, pero hay alguien que sí, y es Dios. Voy a tratarla bien, aunque ella me trate mal, no le pagaré con la misma moneda, le demostraré que ella y yo, no somos iguales. Y que aún existen personas queriendo hacer el bien, no voy a pelear peleas que no me correspondan, no más, voy a dejar todas mis cargas a Dios, que él, la derrote por mí. Al fin de cuentas, siempre ha estado conmigo. En mis momentos de mayor soledad, si aún vivo habiendo sido olvidado desde niña, es gracias a él. No fui abandonada físicamente por mis padres, pero emocionalmente sí. Y necesito curar esa parte de mí, que fue abandonada, despreciada, necesito renovar esa parte de mí. Para poder vivir, porque esa parte de mí, poco a poco, acabo de morir. Holisssss Reviví mis amores, les aseguro que hasta yo extrañaba esto, estaré empezando la actualización diaria así que tendrán su recompensa después de tanta espera. Muchas gracias por su paciencia y seguir aquí. Como sabrán la escuela me tiene muy atascada en cuanto al tiempo se trata. ❤
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