LXIX-2

1934 Palabras

Mientras profería estos gritos con tono pendenciero que manifestaba su completa confianza en el desorden general y en la licencia que reinaba en todas partes, se dirigió a tientas hacia el cobertizo donde Hugh y Barnaby estaban sentados en el suelo. —Toma —dijo dando la botella a Hugh—. Por las calles de Londres corre a estas horas el vino y el oro como el agua, hasta las fuentes no manan más que aguardiente y guineas. Toma y echa un buen trago. Hugh, aunque rendido de cansancio, sucio, con la barba crecida y llena de hollín y sebo, los cabellos pegados con sangre seca, la voz casi apagada y no hablando más que con la garganta, la piel horripilada por la fiebre y todo el cuerpo cubierto de heridas y contusiones, tuvo sin embargo fuerza suficiente para coger la botella y llevársela a los

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR