LXX

2946 Palabras

LXX Dennis había llevado a cabo su empresa sin daño personal o inconveniente alguno, y como volvía a disfrutar de la seguridad respetable de la vida privada, se le ocurrió la feliz idea de ir a conversar media hora con las damas. Con esta amable intención dirigió sus pasos hacia la casa donde Dolly estaba aún secuestrada con la señorita Haredale, y a la cual habían trasladado también a Miggs por orden de Simon Tappertit. Al pasearse a lo largo de las calles con sus guantes de piel cruzados a la espalda y el rostro animado por la grata alegría que le inspiraban sus felices cálculos, Dennis podía compararse con un arrendador que medita sobre sus ganancias futuras en medio de sus sembrados y que goza por anticipado de los abundantes beneficios de la Providencia. Dondequiera que mirase veía

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