LXXIII En la noche del viernes —pues Emma y Dolly fueron liberadas el viernes de la semana de motines merced a la solícita cooperación de Joe y Edward Chester— quedaron completamente apaciguados los desórdenes y se restablecieron el orden y la tranquilidad en la ciudad aterrada. Sin embargo, como después de lo que había pasado nadie podía decir en verdad si la calma sería duradera o si estaba destinada a ver estallar de pronto nuevas tempestades que llenaran las calles de Londres de sangre y de ruinas, los que se habían librado por medio de la fuga del tumulto reciente permanecían aún alejados, y muchas familias, que hasta entonces no habían podido huir, aprovechaban este momento de tregua para retirarse al campo. Desde Tyburn hasta Whitechapel las tiendas estaban aún cerradas, y no se ha