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1874 Palabras

No hacía falta buscarla demasiado, porque él ya sabía en dónde estaba. Estar en la pileta del delfín era algo que Katia acostumbraba hacer desde que conoció dicho lugar, luego de llorar ríos por estar cautiva, herida, hambrienta y sola. Aquel fue su primer logro en esa mafia, luego vino él y Franco. Tyrell se quedó por unos segundos mirándola perdida en el agua jugando con una de sus manos, e inmediatamente olvidó el porqué había llegado casi corriendo hasta ese patio. La castaña no parecía sentir nada, sólo parecía que ella existía y no había una razón del porqué. Comenzó a dar los muchos pasos que lo separaban de ella entonces y se sentó a su lado y ella alternaba sus ojos en su mano que jugaba con el agua y en el rostro de Tyrell formando de a poco una sonrisa en sus labios, que l

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