Capítulo 6. Coquetear.

1701 Palabras
El avión aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami, dos camionetas estaban esperando a los pasajeros del avión privado, Franki fue el primero en bajar llevando en brazos a su pequeña hija, quien se había quedado dormida por el viaje, una vez que todos estaban dentro de las camionetas fueron directo a un hotel, sin hacer paradas, llegaron al hermoso St. Regis bal Harbour Resort, donde Franki pidió tres habitaciones Delux, y dos Suites Royal. Franki ya había echo las reservaciones, así que simplemente los llevaron a cada quien a la habitación que les fue asignada. Alex creía que iba a compartir la habitación con Nana, cada habitación era para dos personas, así que era lo más lógico, pero no. Sintió un poco de terror cuando Franki la miró de reojo. —Tu vienes conmigo tutora— dijo él. Alex simplemente lo siguió, delante de ellos iba un empleado del hotel quien los guio hasta una de las Suites, la cual costaba una módica cantidad de 24,000 pesos por noche, Alex estaba asombrada, pero no dejaba qué nada la deslumbrara más de lo debido, tenía en mente su objetivo y lo que quería lograr. Ambos entraron a la Suite y Alex se quedó un momento estática, mirando todo a su alrededor, el lugar era muy bonito, había una sala, un comedor, una cocina, tenían vista al mar y dos baños, era todo un paraíso, Franki llevó a la pequeña Camila a una de las habitaciones y después salió para servirse un trago, parecía un poco cansado, pero aún no podía descansar. —Tu dormirás aquí. Alex no tenía más opción que aceptar, después de todo no era tan mala idea estar tan cerca del enemigo y ver que hacía, alguna oportunidad iba a presentarse y ella estaba alerta. ……….. Alex: “Tu dormirás aquí “, maldito estúpido, tenía que admitirlo, el lugar era de ensueño, pero yo no venía de vacaciones y aunque estar sola con él era una oportunidad para matarlo, no era algo coherente, si él moría aquí, todos me señalarían a mi, e iba a terminar igual que Víctor, con una bala en mi cabeza. Estaba en una de las habitaciones acomodando mi ropa, según Franki nos íbamos a quedar dos semanas, si, dos infernales semanas. Fui a una habitación a acomodar mi poca ropa que traía, Franki dijo que no iba a estar todo el tiempo en el hotel, que podía quedarme en la misma habitación que Camila. Dejé todo acomodado y salí de mi habitación solo para encontrar a ese asesino bebiendo alcohol, no me sorprendería si en cualquier momento se ponía a inhalar polvos blancos delante de mi. —Tengo curiosidad… — dijo él mientras me miraba con atención. “Aquí vamos de nuevo” —¿Sobre qué? —Pregunté mientras iba por una botella de agua. —Te estoy viendo… eres tan… femenina, pero sigues asegurando que te gustan las mujeres, no deberías de ser más… masculina. Yo sonreí con incredulidad, ¿Qué carajos tenía el tipo en el cerebro?, ¿Mierda?, —Déjeme entender…. Según usted, ¿Debo de dejar de ser mujer, solo por que me gustan las mujeres?. —¿No es así? . —¿A cuántas lesbianas conoce?. —Eres la primera, aunque aún no sé si creerte o no. Bueno, yo podía engatusar a Franki, eso me daría más posibilidades de acabar con él, ¿Qué vuelve vulnerable a un hombre?, claro, una mujer. —¿En verdad quiere saberlo? —pregunté mientras abría la botella de agua. Franki solo enarcó una ceja e hizo una mueca, dándome a entender que le daba igual, pero en el fondo sabíamos qué se moría de ganas por saber, no era tonta, me daba cuenta de como me miraba. —Su hermano no me gusta, pero no dejaba de ser insistente, no quiero jugar con él, así que decidí decirle que no me gustaban los hombres, tampoco quiero perder mi trabajo. Franki sonrió victorioso, casi como si hubiese ganado una apuesta consigo mismo. —Eres muy astuta, o muy tonta. —Tal vez, como ya le dije antes, mi prioridad solo es Camila, para eso me paga. Franki me miró y se acercó a mi. —¿Y entonces que fue todo eso en el avión?. —Nada, no hice nada. Franki sonrió. —En serio no tienes miedo, ¿Verdad?. …….. Franki: De echo, que ella confesara su mentira me hacía sentir bien, siempre lo supe, y por ahora, no planeaba decirle nada a Ronnie, tenía mejores planes. —¿Tienes novio?— indagué con cierto interés, estaba seguro de que ella sabía que me gustaba, porque esa era la verdad, la tutora me atraía. —No, no tengo—Respondió ella. No me podía creer que una mujer como ella no tuviera a alguien, era inteligente, hermosa, tenia un cuerpo de diez, siempre se miraba fresca e impecable, tenía carácter, ¿Qué hombre no querría estar con alguien así?. —¿Yo te gusto? — pregunté mientras me acercaba más a ella, tratando de averiguar si al menos yo le removía algo. —No es mi tipo — Respondió ella sin siquiera inmutarse. ¿Qué yo no era su tipo?, ¿Eso que carajos quería decir?. Aunque me sentí ofendido, no dejé que me afectara. —¿Eso crees?. Por favor, yo no era estúpido, sabía que clase de hombre era, yo le gustaba a las mujeres, tenía lo que todas quieren, dinero, buen físico, buen rostro, poder, y una v***a muy grande. —No lo creo… estoy segura— respondió ella, ¿Acaso me estaba retando?, tenía ganas de follármela toda la noche, Yo, Franki Fiorelli, siempre tenía lo que quería, y justo ahora y después de su confesión, la quería a ella. Ella me retaba con la mirada, no parecía intimidada, más bien parecía enojada, ese carácter desafiante qué me disgustada y al mismo tiempo me fascinaba, era como una yegua salvaje, tan encantadora pero difícil de domar. Estaba frente a ella, tan cerca que podía olerla, simplemente la tomé de la cintura, pero no obtuve una reacción de su parte, no se ruborizó, no sonrió, ni siquiera pestañeo. —¿Qué no sabes quién soy? —pregunté casi humillado, casi podía tocar sus labios con los míos, me moría por besarla y despertar su deseo, quería que ella rogara por que me la cogiera duro y sin compasión. —Si se quien es… lo conozco a la perfección — respondió ella, dejando que su fresco aliento golpeara mi rostro, como un látigo qué me traía a la realidad, su mirada me dejó más que claro, que iba a ser difícil llevarla a mi cama. —Entonces sabrás que lo que quiero lo obtengo, tarde o temprano. —No entiendo a que se refiere. —Me refiero a que te q… —Papi…¿Puedo comer cereal?. “Carajo “ Me alejé de la tutora y miré a mi pequeña hija, quien se frotaba sus ojos y bostezaba somnolienta, a veces olvidaba que ya era padre, yo amaba a mi hija, así que no me arrepentía de tenerla, solo me arrepentía de la persona que escogí para que fuera su madre, “Maldita Giselle”. —Claro que puedes. —Ven cariño vayamos a buscar cereal— dijo la tutora con esa dulce sonrisa que sólo le dedicaba a mí hija, bueno, tal vez me odiaba a mi, pero a mi hija no, eso era lo que más importaba. ……… Alex: Necesitaba salir de aquel lugar y alejarme de ese infeliz, hacia un momento me mostré sin emociones, pero por dentro mi corazón estaba acelerado, tenía que acabar rápido con Franki, tenía que acabar rápido con los Fiorelli, porque por un momento…me sentí dudosa. Fui con Camila al restaurante del hotel, por suerte tenían cereal de todo tipo, Camila escogió uno de rueditas de colores y se sentó en una mesa a comer con alegría, la pequeña Camila, me preguntaba, ¿Qué iba a ser de ella?, Franki tenía más familia, pero aún no sabía qué tipo de personas eran, aunque si eran Fiorelli, no podía esperar nada bueno de ellos, en verdad trataba de no encariñarme con Camila, pero ella me miraba con esos bonitos ojos grandes y aceitunados. —¿Disculpa?. Yo alcé la vista y miré a un hombre bien parecido, usaba un traje de dos piezas y sonreía con cierto encantó. —¿Si?. —Perdona el atrevimiento, lo que pasa es que desde hace un rato que te miré y bueno… me pareciste muy linda, y tu hija es igual de bonita que tu, veo que estas sola, no soy un acosador ni nada, yo solo… no sé, si estas sola, ¿Podríamos tu y yo… platicar o algo?. Aquel hombre sonrió avergonzado de sí mismo, era tierno hasta cierto punto, no recordaba la última vez que salí con alguien, sexualmente estaba muy abandonada y era por culpa de ese infeliz, él era el culpable de todos mis males, —Cariño ya llegué. Y de pronto ahí estaba él, casi sentí que lo había invocado. Franki se sentó en un lugar vacío junto a mi y miró al pobre hombre con cara de pocos amigos, no me sorprendió que aquel sujeto se sintiera intimidado, solo sonrió avergonzado, me dedicó una mirada de disculpa y dio media vuelta para irse. —No se te ocurra coquetear con nadie, ¿Entendiste? — preguntó Franki mientras me mataba con la mirada. —Se que estoy en horario laboral, créame, soy muy profesional en mi trabajo— respondí admirando ese porte de hombre rico, usualmente Franki usaba esos trajes costosos de hombre ejecutivo, pero hoy solo usaba una guayabera negra* y unos pantalones grises. Podía ver como las mujeres lo miraban, ya fuera por su buen aspecto o porque era evidente que traía una billetera llena. —Papi, ¿Qué es coquetar? — preguntó Camila mientras comía su cereal. —Es Coquetear cariño, y es cuando Alex le sonríe a hombres extraños y no te pone atención a ti, así que no dejes que lo haga. Camila solo asintió y yo solo resoplé.
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