Esperamos a que Gemma y Dann volvieran del viaje para contárselo a todos; aunque no hablé más con Gemma, ella seguro que lo adivinó. Pero la primera que lo supo en persona fue Marienne. Organizamos una comida en el apartamento para que ella viniera, y trajo unos dulces de chocolate que me hicieron babear. Sé que tuvo que verlo, lo vio. Isaac estaba más feliz, más animado y más... extraño. Tuvimos una comida muy amena y vi como él empezó a tener ganas de soltarlo para cuando llegamos al postre. Me cogió la mano sobre la mesa y su madre sonrió. Me había agradecido demasiadas veces por hacer a Isaac más afectivo con alguien porque así no daba tanto miedo. Eso siempre me hacía reír. —Tenemos algo que decirte —empezó él. Marienne dejó trozo de bizcocho y se limpió las manos esperando. Isa