Eco Parte 2

1935 Palabras
Percival llevó el reloj que le regaló la señora Morrison para que lo repararan y lo tenía en la muñeca, le tranquilizaba verlo, porque era un recuerdo de que logró cumplir su promesa, aunque le tomó mucho tiempo. Samuel bajó los escalones – luces nervioso – comentó y se sentó sobre el sillón. Ofelia seguía en contacto con Verónica, Cinthia y Sam, ¡los cuatro residentes!, como acostumbraban llamarse, a menudo Percival se topaba con alguno de ellos o veía las fotografías que se tomaban en alguna de sus reuniones, no era una amistad que le agradará, pero eran amigos de Ofelia, no suyos y no quería opinar. Samuel lo barrió con la mirada. – ¿No tienes que trabajar? – preguntó Percival. – Estoy en mi hora de almuerzo – respondió Samuel y siguió mirándolo, lo que era bastante incomodo. – Señor Vignon – lo llamó la recepcionista – ya puede pasar. Percival se levantó, estaba en la oficina de Rafael Bonel, actual director de la empresa Barrington, que comerciaba con artefactos mágicos. Dentro lo esperaba el señor Bonel junto a Ofelia – buenas tardes – saludó. El señor Bonel se puso de pie – la señorita Lacroix ya me informó sobre su prototipo, es bastante interesante, como punto de referencia sabemos que el tráfico de demonios no es admitido, sin embargo, existen otras aplicaciones. Percival frunció el ceño – no entiendo a qué se refiere. El señor Bonel se apartó de su escritorio – hicimos una prueba y el artefacto tiene éxito tomando pensamientos de los objetos demonizados, sin embargo, hay un problema con el público objetivo. Ofelia se mordió el labio. – Le explicaré, el hecho de que este artefacto se aplique únicamente sobre objetos demonizados, entra en conflicto con las leyes de nuestro país, ya que está prohibido tener este tipo de objetos. Percival asintió – lo sé, por eso mi intención es que sea una herramienta de investigación para el ministerio, como un instrumento policiaco, ¿no se lo dijiste? – miró a Ofelia y ella desvió la mirada. El señor Bonel intervino – señor Vignon, es mi trabajo ver oportunidades de negocio y su artefacto tiene un gran problema, el único lugar donde puede venderse es el ministerio de magia y en agencias de investigación, es un público muy pequeño, no justifica la inversión, pero, la directora Lacroix me dio buenas referencias y estuvimos analizando la parte interna que escanea al objeto demonizado, de acuerdo a mis expertos, usted usó un escáner tridimensional que se recalibra en base al nivel del demonio, y queremos ofrecerle un contrato para producirlo en masa y venderlo. Percival recibió el contrato – dice, que no le interesa el Eco, lo que quiere es el escáner. – Es una gran oportunidad – intervino Ofelia – el señor Bonel me lo explicó y creemos que será un éxito, tu escáner es mucho mejor que los que hay actualmente en el mercado, sí nos enfocamos en esa función, tendrás muchas ganancias. Percival observó las paredes, la oficina del señor Bonel tenía muchas fotografías, le recordó al salón en la villa Lacroix, con las docenas de imágenes que incluían a toda su familia, sus hijos, sus nietos, sobrinos y socios. No fue necesario buscar demasiado, Lilith, sus padres o su tío, el dueño de la tienda de antigüedades, no estaban ahí. – Gracias por su tiempo – dijo Percival en voz alta – señor Bonel, se lo agradezco mucho, como bien dijo, mi Eco no tiene valor de mercado y sería un desperdicio que una persona como usted invirtiera. – Percy – susurró Ofelia. – Fue un gusto conocerlo, que tenga un buen día – le entregó el contrato de vuelta y se retiró. Ofelia se disculpó con el señor Bonel y salió corriendo para seguir a Percival hasta el elevador – ¿qué estás haciendo? – Tienes una hora para traerme todo lo que le hayas dado de mi trabajo a ese hombre, o no vuelvas a buscarme – presionó el botón para que las puertas se cerraran. Ofelia se quedó helada. En la sala Samuel sonreía – ¿estás segura que es tu novio?, porque acaba de mirarte como si fueras su peor enemigo. Ofelia pasó de largo, entró a la oficina del señor Bonel para disculparse y más tarde le pidió a su chofer que la llevara al departamento de Percival, en las manos tenía el primer diseño de Percival, antes de ajustar los detalles y llevarle a la señora Morrison uno de menor tamaño. – Lo siento. Percival se hizo a un lado para dejarla pasar y Ofelia dejó las cosas sobre la mesa. – Tienes toda la razón al estar molesto, lo estuve pensando en el camino y yo me equivoqué, no debí actuar sin decirte antes, es que…, invertiste más de un año de tu vida en esta cosa. – Se llama Eco – intervino Percival. – Cierto, tú lograste esto, a partir de energía demoniaca, no se mucho sobre ingeniería, pero estoy segura de que no cualquiera podría. Percival no hizo comentarios, la razón por la que se tardó tanto, fue precisamente porque, desde el comienzo, asumió que la energía demoniaca y el talento mágico eran cosas muy distintas, todo cambió en el momento en que eliminó ese prejuicio. – Es justo que recibas una recompensa – continúo Ofelia. Percival caminó a la sala para sentarse sobre el sillón – no lo hice por una recompensa, o para conseguir dinero, tú lo sabes. – Lo sé – respondió Ofelia y se sentó a su lado – fue por lo que hizo mi tío, la abuela está muy agradecida contigo por como llevaron la investigación, por eso quiso ayudarte llamando al director Bonel, con ella como nuestro respaldo podemos agendar otra cita. Percival desvió la mirada. – Por favor – insistió Ofelia y se sentó sobre las piernas de Percival – hazlo por mí – lo besó. Para Percival, ese prototipo era muy importante, no se trataba de un año de esfuerzo, teorías y tiempo invertido, era una promesa que no pudo cumplir, tal vez, sí era del tipo sentimental – el nombre se queda, se llamará Eco, y no servirá para otra cosa. Ofelia hizo un puchero – y si, dividimos el bebé. – ¡Qué! – Quiero decir, hagamos dos artefactos, uno como escáner, para venta comercial y el otro, será Eco, se venderá en el ministerio y servirá para investigación, así tú cumplirás tu meta y aparte, tendrás un ingreso extra, podríamos pagarnos un viaje de vacaciones – pasó los dedos por los botones de la camisa de Percival y se inclinó para besarlo – ¡qué dices!, ¡lo harías por mí! Percival se resignó – de acuerdo. ***** Las mañanas eran frías y secas, Lilith giró hacia la derecha y quitó la mano de Bruno de su cintura para poder levantarse. A diferencia de ella que miraba la pantalla de su celular hasta las dos de la madrugada para conciliar el suelo, él se quedaba dormido en cinco minutos. Después de ponerse una sudadera, tomó la caja de música y entró al baño para acostarse sobre la tina. – Buenos días, cariño – era la voz de su tío Lucios. – Buenos días, princesa – y ese era su tío Derek. – Jacob y mi cuñada nos dieron unos minutos para darte la noticia – dijo la voz de Lucios y tomó una respiración muy profunda – Derek y yo lo estuvimos pensando por un largo tiempo y decidimos – dio otra respiración muy profunda – que seremos padres. Lilith se cubrió la boca tan fuerte, que casi se dio una cachetada. – No queríamos decírtelo antes, porque el procedimiento tiene probabilidades muy bajas, pero hoy nos dieron la noticia, en un mes nace, será una niña – continúo Lucios y Lilith estaba muy segura de que el siguiente sonido fue un beso – vamos a llamarla Beatriz, ¿qué te parece? El mensaje terminó y Lilith se puso a llorar, acababa de recibir la mejor noticia, tendría una hermosa sobrina, hija de su tío favorito, era una noticia maravillosa, pero ella, no estaba ahí. No estaba en casa para abrazar a sus tíos, para ir a la tienda a comprar toda clase de cosas, pañales, cobijas, biberones, esponjas de baño, sabía que se volvería loca si entraba a la sección de bebes o de juguetes, llegaría a casa con bolsas llenas de regalos, solo para descubrir que sus padres hicieron lo mismo. Su llanto hizo eco en el baño, Bruno se levantó y fue a verla – bebe – la abrazó. Lilith continuó llorando, se comunicaba con sus padres todos los días, y los extrañaba más que nunca. Esa mañana sus ojos se veían muy hinchados, el maquillaje no lo cubría, tampoco los trucos de internet, se veía terrible. Era domingo, ese día la iglesia de la rosa tenía misa dominical, con seguidores del abismo de otras organizaciones como invitados y ella, era un mapache, porque aparte de los ojos enrojecidos, tenía ojeras. No, un mapache era demasiado amable. – Soy un vampiro, y no del tipo cinematográfico, hablo de un vampiro feo. Bruno sonrió, terminó de cambiarse y le dio un beso en la frente – quédate en la habitación, yo iré a misa y te contaré sí pasa algo. – ¡Lo prometes!, sí un demonio milenario destruye el altar, toma como rehenes a los visitantes e inicia un ritual de sacrificio qué de inicio al apocalipsis de zombis mutantes, ¡me avisarás!, porque tengo que estar preparada. Bruno la miró fijamente – demasiadas películas para ti. – ¡No lo prometiste! Bruno salió de la habitación. El tiempo pasaba muy rápidamente, se sentía como arena que se deslizaba entre los dedos y sin importar cuantas veces apretara la mano, ningún rastro quedaba atrás. Deprimirse era muy fácil. Mantenerse positivo, ese era el reto. Lilith pasó gran parte de la tarde recostada sobre el sillón y jugando con su celular, se le acabó la batería, fue por su cargador, una extensión y regresó al sillón a seguir jugando, le dio hambre, fue a la alacena por una sopa instantánea, comió y regresó al sillón. Le dolían los ojos. E increíblemente, apenas eran las dos de la tarde. – Me volveré loca. Alguien entró a la sala cantando, lo cual fue muy extraño, porque la letra no iba así, Lilith lo sabía, conocía esa canción porque su madre la cantaba y esa no era la letra, se levantó para ver a Karina entrando a su oficina y regresó al sillón. Sí, deprimirse era muy fácil, ni siquiera necesitaba haber una razón valida, sí se trataba de desmotivarse, todo servía, incluso los fideos aguados porque se le olvidó que iba a comer, o no encontrar el calcetín correcto y tener un pie rosa y el otro gris. La depresión, era un vacío profundo del que no había salida, solo pausas repentinas. – Necesito salir de aquí – se levantó y tocó la puerta de la oficina de su tía Karina. – Avancar. Lilith entró – ¿qué dijiste? – Adelante, ah, lo dije en otro idioma, estoy…, ah, ¿qué necesitas? – Estoy aburrida. Karina subió la comisura de sus labios – tengo el ajetreo perfecto para ti – abrió el primer cajón – hoy me toca hacer inventario del arca, es un trabajo muy importante, detallado y exhaustivo, ¿crees que puedas? Lilith tomó la carpeta con los inventarios de años pasados – sí lo hago, ¿me llevarás a la convención ce magia?
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