Antonio eligió mal el punto de reunión, a dos mesas de distancia un grupo de fanáticos del futbol miraban la televisión y les gritaban a los jugadores, a los comentaristas y al público, el jefe del local quería sacarlos, pero eran demasiados y se estaba volviendo muy molesto.
– ¿Fanático del deporte? – entró preguntando Anabel, la reportera que dirigía el documental sobre la clínica Green Heart.
– No, descubrí que era un bar deportista después de llegar.
Anabel sonrió – lo supuse, bien, ¿de qué querías hablar?, investigador privado; Melosa.
Los demonólogos del ministerio de magia no podían presentarse frente a mundanos como lo que eran, por eso el edificio estaba registrado como una agencia de investigación privada y todos ellos tenían tarjetas que los identificaba como investigadores para cubrir su verdadero empleo.
– Es sobre la clínica Green Heart, escuché que el reportaje se canceló y necesito saber qué averiguó.
Anabel lo detuvo – no es así como funciona, tú me das algo, yo te doy algo.
– Cancelaron su reportaje.
– Sigo siendo una periodista – le guiñó el ojo.
– De acuerdo – abrió su portafolio – ella es Elizabeth Lacroix, tenía leucemia, su padre la llevó al extranjero y regresó con una urna, pero, un objeto que le pertenecía apareció en la clínica que ahora usa el edificio y sospecho que se quedó en el país, el padre mintió para que su esposa no se enterara y algo pasó en esa clínica, podría ser lo usual, tenía una enfermedad muy grave y murió por eso, o, hubo algo más.
Anabel miró la fotografía – comencé mi investigación creyendo que todo se trataba de una estafa, había un edificio en el centro muy costoso, el dueño era un hombre viudo sin hijos, falleció, la familia comenzó a repartirse los bienes y de la nada, apareció un heredero universal, la familia me contrató para investigar a ese hombre y quitarle la herencia.
– ¡Fue por dinero!
– No todos podemos darnos el lujo de perseguir ideales.
La mesera les llevó la carta y tomó sus pedidos.
– En fin – dijo Anabel – investigué al heredero y llegué a esa clínica, revisé otros casos, interrogué a los pacientes y descubrí un cuarto rojo en el sótano, justo al lado de la morgue, le pagué a un empleado para que metiera una grabadora, él la usó, entró a ese cuarto y lo que vi – presionó su nuca – parecía sacado de una película de terror, era una especie de culto satánico, me puso los nervios de puntas. Ese año había mucho alboroto por el caso de un homicida famoso, pensé que la historia del culto vendería, le hablé a mi jefe, luego me contacté con los clientes que querían sacar un reportaje sobre la estafa del heredero y justo en ese momento – golpeó la mesa con las palmas – el heredero universal murió, la herencia pasó a la familia, la clínica cerró y cancelaron mi documental, básicamente me paré en la azotea de un edificio justo cuando colapsó.
– Ese heredero, ¿no me dirá a qué familia pertenece?
– No con lo que me mostraste, tienes que darme más, sí quieres que yo siga hablando.
Antonio asintió – su muerte, ¿la interrogaron?
– Un infarto – confesó Annabel y se sorprendió, porque no quería decir la verdad, de hecho, ella no hablaba sin precaución como lo hizo en esa reunión, tragó saliva, desde el momento en que se sentó en esa mesa hasta ese instante, su realidad giró y se reflejó como si hubiera existido dentro de un espejo.
Antonio se levantó – yo pagaré la comida.
Anabel sintió un fuerte impulso que la hizo sostener el brazo de Antonio antes de que se fuera – me mostró una fotografía, ¿quién era?
– No lo hice.
– No juegue conmigo, tengo excelente memoria usted… – no pudo continuar, soltó a Antonio y lo dejó irse. Segundos después la mesera trajo la comida y ella parpadeó varias veces – la persona que estaba conmigo.
La mesera la miró – no había otra persona, usted llegó sola.
Antonio volvió al ministerio y encontró a Percival con la mesa llena de tornillos de un aparato de reverberación conectado a la caja de música – veo que te divertiste en mi ausencia.
– Yo no lo llamaría “diversión”, ¿cómo le fue?
Antonio se sentó – la clínica era operada por seguidores del abismo, cambiaban las almas de magos a punto de fallecer a nuevos cuerpos, fallaron, su socio más adinerado murió y cerraron la clínica.
– Bien por nosotros – dijo Percival – o tendríamos demonios viviendo en nuevos cuerpos, en toda la ciudad.
– El problema, es que llegamos catorce años tarde a este caso, ese sujeto, Lacroix, salió del país hace una década y toda la documentación de la clínica está perdida, lástima, ¡tenía futuro! – tomó la carpeta y la sumó a los casos no resueltos – y tú, ¿qué intentas lograr con eso!
Percival suspiró – es una teoría, el sonido creado por el alma de Elizabeth, quedó grabado dentro de la caja de música y sí estoy en lo correcto, podré extraerlo y ponerlo en una grabación.
– Está muerta – intervino Antonio – sí tienes razón y su alma quedó atrapada en un objeto, lo cual, no fue justo, entonces fue enviada al cuarto de eliminación y ahora está en el cielo. Sí es que eso existe. Es un buen resultado, independientemente de lo que le pasó, y nada de lo que hagas ahora remediará su muerte. No quiero que te obsesiones con esto.
– Lo sé – respondió Percival – trataré por un par de días más y sí no logro encontrar algo, tiraré todo a la basura y le llevaré la caja a la señora Morrison.
– Estupendo.
Esa noche, después del trabajo Percival condujo a un restaurante por una llamada que recibió de su madre y en la entrada, la mesera lo llevó a una habitación cerca de la pared donde estaban su madre, la directora Lacroix y Ofelia.
Percival no estaba vestido acorde a la ocasión e internamente se preguntó si se festejaba algo esa noche y lo olvidó.
– Percy, por aquí – sonrió Eva.
Percival se acercó – buenas noches – y tomó asiento.
Ofelia tenía las manos escondidas debajo de la mesa y presionaba sus dedos con nerviosismo.
– Hijo, esta mañana la directora me llamó para reunirnos, iba a decírtelo, pero estabas ocupado con tu trabajo, ella tiene una oferta que hacerte.
Fue el turno de la directora – mi nieta quiere hacer una residencia en el ministerio de magia para aprender cómo funciona el departamento, desde luego no puedo enviarla con cualquier persona, estuve en el ministerio hace poco y sus métodos no son de mi gusto.
– Lo recuerdo – interrumpió Percival y su madre le pellizcó el brazo.
– Por eso decidí solicitar que usted sea su superior durante su tiempo en el ministerio, le pagaremos, desde luego – dijo la directora.
– Gracias – respondió Percival – pero no puedo aceptar, soy un asistente en el departamento de demonología y me trasladaré a patentes en un par de meses, le puedo recomendar a varios investigadores que serán mejores supervisores que yo.
– Entiendo, sí quiere tomarse un tiempo para pensarlo, podemos esperar – dijo la directora, dejando en claro que le importaba poco lo que Percival acababa de decir.
Llegó la comida y unos minutos después Percival se disculpó para ir al baño y lavarse la cara, al regresar vio a Ofelia en el pasillo, ella selló la acústica del espacio a su alrededor para que nadie más escuchara su conversación.
– Lo siento, todo fue mi culpa, esa tarde mi abuela sospechó de mi por todas las preguntas que hice de mi prima, me siguió al ministerio, llamó a la recepcionista para que le dijera a qué piso fue y, ella no debería tener tanto poder.
Percival estuvo de acuerdo.
– Me interrogó y le mentí, le dije que me gustabas y que quería una excusa para verte, lo siento mucho.
Percival tenía los brazos cruzados, por lo que sabía, la directora Lacroix tenía uno de los mejores hechizos de la verdad conocidos, era imposible mentirle, aunque, era probable que la directora no usará esos hechizos con su familia, también era posible que Ofelia no estuviera mintiendo.
– De verdad lo siento.
– Entiendo – dijo Percival – sí estás de acuerdo, te daré un recorrido, así como hiciste con la villa, pero olvida la residencia, eso no funcionará.
Ofelia sonrió – totalmente – y tomó el brazo de Percival para caminar a su lado, medio segundo después se dio cuenta de que eso no era correcto y se detuvo – esto, ¿no te molesta?
– No hay problema – dijo él.
El resto de la comida fue más tranquila, sin la presión por el tiempo que Ofelia pasaría en el ministerio y hablando de temas diversos como la celebración por el aniversario de bodas de los padres de Percival, el festival académico o las excelentes calificaciones de Ofelia.
Su visita se programó para dos días después, las reparaciones en el edificio ya eran notorias, comenzando con el elevador, los accesos en el estacionamiento y las habitaciones, no así las oficinas de los investigadores, que seguían de la misma forma.
– Deberían darles mejor equipo – dijo Ofelia al sentarse y se levantó enseguida con un pequeño grito, debajo de su asiento había un tornillo.
– Eso es mío – anunció Percival con pena – lo lamento.
– Está bien, soy yo la que se metió a la fuerza, es justo – se sobó discretamente.
Percival trató de no reírse – no era mi idea de bienvenida, de hecho, iba a limpiar todo esto.
Ofelia se inclinó para mirar abajo del escritorio – ¿en qué trabajas?
– Un proyecto personal, puedes sentarte de este lado.
Ofelia apretó las manos, siempre que estaba nerviosa ejercía presión sobre su palma, pero ahora que tenía clavos en la muñeca, ese acto le provocaba dolor – sé que estuvo mal lo que hice, y prácticamente estoy obligándote a pasar tiempo contigo a costa del poder que tiene mi abuela, también sé que soy muy agresiva, así me educaron, soy muy insistente, jamás me rindo, pongo todo mi esfuerzo cuando quiero algo o a alguien y sí tú continúas diciendo que no hay problema, yo voy a ser más agresiva, así que detenme sí no estás de acuerdo.
Percival ya lo imaginaba y siendo honesto, no sabía cómo se sentía, Ofelia era linda, insistente a su manera, pero muy decidida, era una buena cualidad, por eso respondió – no me molesta.
Ofelia se cubrió la boca para no gritar muy fuerte – entonces, vendré a verte todos los días.
– No es necesario que vengas tan seguido, te parece, sí primero me das tu número.
Ofelia se apresuró a poner su nombre junto a un corazón y su número en el celular de Percival.
– Te marcaré para que tengas el mío.
– Ya lo tengo – sonrió Ofelia.
*****
Mayo fue un mes caluroso, y el más activo del año para los seguidores del abismo, porque se celebraba la convención de magia.
Seguidores del abismo de todo el mundo se reunían en un hotel para celebrar una supuesta convención de steampunk, e intercambiar objetos, hechizos e información, el evento duraba tres días y en el último había una gran subasta.
Previo a ese evento, Bruno puso sobre la mesa una bolsa con trozos de cuarzo – cada material tiene un nivel de adherencia a la magia que varía de acuerdo a sus componentes. Los seguidores del abismo usamos cristales y minerales, el cuarzo es nuestro favorito, tiene un alto nivel de adherencia y es fácil de comerciar.
Lilith paseó su mirada por la mesa y tomó una piedra de color blanco que se veía ligeramente diferente.
– Esa es calcita, está hecha a base de carbono, presta atención.