Navidad Parte 2

2106 Palabras
– Bienvenida – sonrió la doctora García. – Primero que nada – dijo Ofelia – no soy la víctima de un demonio y no quiero que me trate como a una de esas personas. La doctora meditó – cuando dice, ¡una de esas personas!, a qué se refiere. – Usted sabe, a la gente débil que se deja engañar. La doctora cruzó las piernas para apoyar su libreta de notas – hábleme sobre esas personas, las que considera débiles, ¿qué le hizo pensar de esa forma? Ofelia resopló – yo no las considero, es lo que son, yo – hizo una pausa y acomodó su cabello detrás de la oreja – no digo que sea culpa de la víctima, lo que intento decir, es que pudieron evitarlo, sí tomas en cuenta tus debilidades, es más fácil vencer la tentación de los demonios, son cosas básicas que te enseñan en las clases reglamentarias, ni siquiera tienes que estudiar demonología, el plan de estudio la contempla para que los magos sepan qué hacer. La doctora anotó de prisa – ¿ha pensado en lo que pasó esa noche? – Habla del día del incendio. – Sí, hablo de la noche en que un demonio entró al dormitorio de residentes, la atacó a usted, a sus compañeros, y después huyó, ¿lo ha hecho? Ofelia desvió la mirada – no. – De haber sabido que una de sus compañeras estaba siendo poseída, ¿qué habría hecho? Ofelia respondió casi de inmediato – primero, habría evacuado a mis compañeros del edificio, según los libros, los demonios son agresivos, nada les interesa, han perdido la cordura después de siglos atrapados dentro de objetos y solo quieren explotar, pero – hizo una pausa – aprendí recientemente que hay otro tipo de demonios, los que se esconden, protegen su identidad y actúan de la misma forma que su anfitrión para no llamar la atención, ese tipo de demonios hacen lo posible para no ser descubiertos, así que, habría actuado como si no supiera la verdad, alejado a mis compañeros, creado un escudo que funcionará como prisión, activaría las alarmas y esperaría a los vigilantes. – Veo, que lo ha pensado por mucho tiempo – le dijo la doctora. – Un poco – admitió. – Señorita Lacroix, lo que ocurre aquí, es que está experimentando culpa por no haber reaccionado a tiempo, es normal para las personas que sienten mucha responsabilidad, pero también, es dañino, lo que pasó esa noche y lo que les pasó a sus compañeros fue por causa de un demonio, no fue por usted, su trabajo en los dormitorios era ser una residente, no una cazadora, y no era su obligación detectar un demonio que ni siquiera los maestros de la academia pudieron localizar, ni detener, es importante que lo sepa. Los ojos de Ofelia se llenaron de lágrimas – sí no es culpa mía, ¿qué pasará la siguiente vez que aparezca un demonio?, ¿debo quedarme quieta? – siguió llorando. ***** Para la iglesia de la Rosa, el bautismo consistía en verter agua sobre la frente – muy casual, creía que habría más…, no sé, algo… – Más parafernalia – dijo Karina. – Sí. – El bautizo es un acto simbólico, no vamos a ponerte sobre una mesa de operaciones, abrirte desde el cuello hasta el ombligo y meterte órganos de demonios. – ¿De qué película de baja calidad sacaste eso? – reclamó Lilith. – El bautizo, es un compromiso, no hay cambios en tu cuerpo, es una promesa, tu alma no se quemará sí nos traicionas, después de bautizarte, ¿por qué querías saber?, ¡estás pensando en hacerlo! – No – respondió de prisa. Karina tuvo sus dudas – aún hay tiempo, cambiarás de opinión. Llegaron a la casa, Megan estaba sobre el sillón jugando con su celular y las vio – señorita Karina, ya terminé de lavar. Karina quería descansar el resto de la tarde – mi turno será otro día, Lilith, sí quieres puedes usar la licuadora, y piensa en lo que hablamos – subió a su oficina. Lilith permaneció un momento en la sala – ella dijo… – La señorita Karina le dice licuadora a la lavadora y lavadora a la licuadora, te acostumbrarás – sonrió Megan. – Gracias. – Y, ¿ya pensaste sobre lo que haremos el fin de semana? Lilith no quería hablar sobre eso, pero era la quinta vez que Megan le preguntaba – algo sencillo está bien. – Es tu primer cumpleaños sin tus padres, y no digas que no te afecta, ya pasé por ahí, ¡es horrible!, ves el pastel, las velas y te pones a llorar pensando en las personas que no están contigo, déjanos ayudar, vamos, tu cumpleaños soñado, ¡sé que tienes la respuesta!, compártela. Lilith suspiró – de acuerdo, pero no enloquezcas con esto. Cinco minutos después Megan tocó la puerta de la oficina de Karina – lo tengo. ***** La música estaba encendida y llenaba toda la cocina, ese día era el cumpleaños de Lilith y para celebrarlo las cuatro se pusieron a cocinar usando magia como toque especial. Megan reía – juro que esto será más rápido sí uso las manos – gritó un poco y los trozos de cebolla salieron volando. – Coincido – anunció Karina – tú usa las manos. Lilith del otro lado tenía cuatro tablas y cuatro cuchillos picando las verduras – las mías están descansando – mostró sus uñas, fue el regalo de Karina, una cita con la manicura y arreglos con pequeñas piedras. Pandora hizo una pausa para cantar la letra de la canción que estaba sonando, Karina la acompañó y de pronto, Pandora se detuvo – deja de cambiar la letra, no va así. – Iré a ver la olla – dijo Megan y caminó hacia el lado de Lilith – ¿adivina qué hice? – preguntó de forma pícara y le dio una tarjeta – te agendé una cita para el martes a las dos de la tarde, iremos juntas. La tarjeta tenía el número y dirección de un centro de tatuado. Lilith la tomó y susurró un “gracias”, quizá era una locura, pero considerando que estaba en una iglesia con un grupo de fanáticos que se alimentaban de demonios, sentía que todo estaba permitido. La puerta de la iglesia se abrió y una gaviota azul entró volando, traía consigo los platos desechables, vasos y cubiertos, atrás venía Alfonso – llegamos a tiempo, feliz cumpleaños. Bruno también llegó a la fiesta – ¿qué demonios es todo esto? – Lilith dijo que siempre soñó con un cumpleaños lleno de magia – le respondió Gabriel Santiago, el padre de Alfonso y tío lejano de Lilith – Karina nos avisó para organizarnos y cumplir su deseo. Bruno alzó la mirada – es un completo desperdicio. Gustavo Elkan, padre de Bruno, le dio un pequeño empujón en el hombro – no todo es trabajo, divertirse con la magia también está permitido, anda, ve y diviértete. Bruno miró a su padre – de acuerdo, lo intentaré. Gustavo miró hacia atrás, a su esposa Olivia, la única mundana en el grupo – es un gruñón, en navidad debimos darle carbón. – Es lindo que lo digas – sonrió ella – porque yo creo que es exactamente igual a ti – le dio un beso y se adelantó para ver a Bruno – hijo, ¿cuál de ellas es Lilith? – La del vestido verde. – Estupendo, ahora ven conmigo a darle el regalo. – Estoy bien aquí. – No seas grosero, antes de llenarte la boca de comida – le quitó el trozo de pan con salchicha que tenía en las manos – tienes que saludar a la cumpleañera, anda, no te eduqué para ser un grosero. La cena fue servida, Lilith le tomó muchas fotos para almacenarlas y algún día mostrarlas a sus padres. La última en llegar fue Tiffany – veo que llegué en el momento perfecto, les traje una sorpresa – sacó una bomba de confeti y al abrirla, docenas de serpientes fueron lanzadas sobre la comida – ¿y?, ¿qué les parece mi toque especial? – De muy mal gusto – anunció Karina y rompió la ilusión de Tiffany, la comida volvió a lucir como antes. Lilith se sintió confundida – eso, fue una ilusión. Tiffany se encogió de hombros – era una broma divertida, ustedes no tienen sentido del humor – se sentó. – La próxima vez llega temprano para que cocines – le dijo Karina, vamos – sonrió para Lilith. Ella se talló los ojos discretamente, aun sabiendo que se trataba de una ilusión, era difícil sacar de su cabeza la visión de una serpiente retorciéndose entre las piezas de pollo y después, tomar una y comerla como si nada hubiera pasado. Tiffany era la única que sonreía. – Esperen, ¿quién hará el brindis? – preguntó Alfonso, aprovechando la oportunidad para también borrar la imagen de las serpientes, de su cabeza. Todos miraron al señor Harold y él se levantó – atención, somos una comunidad pequeña, por razones que muchos aquí ya conocen, es difícil que aceptemos a una persona como parte de nuestro grupo, pero una vez que eres aceptada, formas parte de la familia para toda la vida, Lilith, es un gusto tenerte con nosotros. Brindaron. La comida, afortunadamente, no sabía a serpientes, la música seguía sonando y durante un largo tiempo casi nadie habló, se concentraron en comer. La mesa de regalos tenía varias cajas, Lilith fue abriéndolas, una chamarra para el frío, una sudadera, dos blusas y un paquete con perfume, crema y desodorante. – Este es de tus padres – dijo Karina – me dijeron lo que querían regalarte y yo lo compré, no hubo transferencias ni paqueterías, es seguro abrirlo – le explicó al darle la caja. Lilith rompió el papel para envolver y abrió la caja, eran un par de tenis de color beige – gracias – susurró. – Es mi turno – dijo Tiffany después de que todos los regalos fueron abiertos – nadie te lo ha dicho, yo soy la reina de las ilusiones – sacó un mazo de cartas de tarot y lo destapó – ¿sabes algo sobre la magia de ilusión? – Un amigo prometió enseñarme, eso fue antes de que me encerraran – dijo Lilith. Bruno se inclinó hacia el frente – apenas domina lo básico, no está lista para la magia mental. – Según me dijeron – continúo Tiffany – retomaste el control de tu cuerpo a través de tu espacio, yo digo, que la magia mental va a ser pan comido para ti, escoge una carta. Lilith miró el abanico de cartas, lo pensó por varios segundos y tomó una cerca de la esquina derecha. Era el cinco de corazones. – Muy bien, ahora ponla dónde quieras – pidió Tiffany mostrándole el mazo. Lilith lo hizo y a continuación, las cartas volaron en el aire y giraron tranzando un círculo en rededor de la sala, por un momento Lilith se preguntó sí eso era magia básica, o era una ilusión y Tiffany la estaba distrayendo para que ella no viera en dónde estaba realmente su carta. Todas bajaron y regresaron a las manos de Tiffany, ella sacó una y la mostró – ¿es esta tu carta? – era el 5 de corazones. – Sí – respondió Lilith un poco confundida – fue interesante, pero dónde está la ilusión. Tiffany regresó la carta al mazo y se lo entregó a Lilith – busca tu carta. Ella bajó la mirada, separó las cartas, buscó durante un largo tiempo y no pudo entenderlo. Todas las cartas estaban en blanco, no había ni una sola de ellas que tuviera imágenes, solo el dibujo del reverso – ¿cómo? – Es un truco – dijo Tiffany – comienzas con algo que las personas conocen, como las cartas del tarot, las cubres con tu magia y la percepción hace el resto. Lilith recordó a Percival sacando arañas de su mano – y sí quiero crear una ilusión de la nada. – La magia no surge de la nada, siempre hay un medio. Volviendo a ese momento en el elevador del museo, Lilith recordó que Percival le mostró su mano e hizo que ella mirara, después su piel se oscureció y las arañas comenzaron a salir. – Practica dibujando sobre las cartas con tu mente, sí lo consigues, te enseñaré – dijo Tiffany. Lilith barajeó las cartas, era increíble que de verdad viera un cinco de corazones, cuando en realidad todas estaban en blanco.
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