Amigos Parte 2

2067 Palabras
Después de comer Lilith subió a su habitación y escribió “¿cuál es la anécdota más graciosa que tienes de la academia?” Pasaron tres minutos hasta que finalmente obtuvo una respuesta y todo ese tiempo miró la pantalla de su celular. “En la cafetería hay una rocola, fue un obsequio de un exalumno en la década de los ochenta y tiene un hechizo para pegarse al suelo, nadie ha podido moverla, hay una recompensa para el estudiante de ingeniería que logré quitarla, y yo lo intenté” Lilith se sentó sobre la cama para escribir de prisa, “¿y qué pasó?”, sabía que la respuesta llegaría pronto, pero no podía esperar. “Se reprodujo la misma canción treinta veces” Lilith escribió, “¿por qué no la desconectaste?” “Es un artefacto mágico, no funciona con electricidad” Lilith se sintió un poco tonta, sabía mucho sobre teoría, pero la práctica era diferente. “Tampoco con monedas, sí quieres poner una canción necesitas dejar fluir un poco de magia, se supone que era una idea novedosa, para ayudar a los estudiantes a aprender a controlar su magia” Lilith miró sus manos, la parte del control la asustaba un poco, sus padres lo estaban haciendo parecer como un asunto de vida o muerte y una rocola que exigía el uso del control, se escuchaba como una buena idea, “sí ayuda a los estudiantes, ¿por qué quieren quitarla?” “Es una rocola, no puedes meterle nueva música” Una cafetería atrapada con la música de los ochenta, se escuchaba divertido, Lilith volvió a recostarse y escribió, “háblame de las festividades, tradiciones, ceremonias, ¿tienen todo eso?” Durante quince minutos Percival no respondió, Lilith se preguntó sí estaba pensando en la respuesta o sí algo había pasado que lo tuvo alejado del celular, dio una vuelta en la cama, se levantó, fue a bañarse y al regresar, se habían acumulado veinte mensajes. “Hay una ceremonia de bienvenida, y una novatada de la que no puedo hablarte, porque va en contra del reglamento escolar, lo sabrás poco después de ingresar, es muy divertida, también tenemos viajes escolares, días festivos, festivales, no hay mucha diferencia con las preparatorias mundanas, ¿fuiste a la universidad?, porque puedes acreditar materias” Lilith terminó de vestirse y bajó a la sala – papá, ¿es cierto que puedo acreditar materias en la Academia? El partido estaba terminando, corrían los primeros minutos del tiempo extra y su padre respondió sin apartar la mirada del televisor – tu madre se está encargando del trámite, vas a llevar solo las materias que son para magos. Lilith se emocionó, poco después se dio cuenta – ella, ¿fue ahora? – Sí. – ¿Por qué no me lo dijiste? – Estabas dormida. – No, hace un rato bajé, pregunté y dijiste que fue de compras. – Fue a comprar y después a la escuela. La persona que asistiría a clases sería ella, y su madre olvidó decirle que iba a la escuela a inscribirla y a anotarla en las materias que tomaría. Lilith salió corriendo, se sentó en los escalones de la entrada y esperó, media hora después la camioneta de su madre se estacionó en la entrada y ella bajó con grandes bolsas, Lilith le ayudó. – Papá dijo que fuiste a la academia. Brenda asintió – llamé a una de las secretarias y dijo que podía atenderme hoy, como un favor. – ¿Y? – Ayúdame a acomodar la despensa – dijo Brenda y se sentó. Lilith fue abriendo las bolsas y acomodando todo en su lugar. – Estudiaste la preparatoria y la universidad en escuelas mundanas, llevé tus certificados, estarás un semestre, llevarás – hizo una pausa para ponerse sus lentes y leer un trozo de papel – historia de la magia, psicología de la magia, introducción a la hechicería, control de magia, demonología, introducción a la alquimia, y ciencia de los artefactos. Seis meses, siete materias, todas de introducción. – ¿Por qué solo un semestre? – Hija, ya tienes una carrera, lo que necesitas es aprender a usar tu magia, las materias básicas bastarán. Repentinamente, el aire en rededor de Lilith se sintió pesado, el día en que descubrió que era una mundana su madre fue quien más la apoyó, estuvo a su lado, la hizo sentir que todo estaba bien y que podía hacer lo que quisiera, no importaba que no tuviera talento para la magia, pero ahora que descubría que era una maga, sentía que había hecho algo malo. ¿Por qué? – Pudiste decirme que ibas a la academia, sí son las materias que voy a estudiar creo que tengo derecho a elegir. Brenda se puso de pie y tomó la última bolsa de la despensa – sé cómo funciona y conozco las materias mejor que tú, estas son las que necesitas. – ¿Qué pasará con la tienda? – preguntó Lilith. Brenda respiró profundamente – tu tío ya te lo dijo, la cerrará, es un lugar peligroso, estará mejor así, pronto cenaremos. – No tengo hambre, me levanté tarde, acabo de almorzar – dio la vuelta. De regreso en su habitación miró su celular. Percival Vignon, la primera vez que escuchó su nombre pensó en la calle y no quiso hacer comentarios al respecto, volvió a verlo en el interior de esa gran biblioteca y sí no fuera por él, no habría sabido cómo escapar. Esa persona, ese mago, era su única conexión con el mundo de la magia fuera de su familia. – ¿Qué estás haciendo? – preguntó en voz alta mientras lo escribía. “Estoy trabajando” Eso la hizo sentir mal, ella quedó desempleada gracias al incidente con el ladrón que entró a su tienda, olvidó que las otras personas tenían ocupaciones, “lo siento, te estoy interrumpiendo” “No, mi trabajo es bastante aburrido” – El mío era grandioso – dijo Lilith, le gustaba vender, pasaba mucho tiempo pensando en qué nuevos artículos agregar a la tienda, cómo hacerlos más atractivos e incluso tomó un curso de costura para hacer muñecas, porque se vendían bien. No estar en la tienda la hacía sentir vacía. Con algo de tristeza escribió, “¿has sentido que tu vida no tiene dirección?” La respuesta llegó prontamente, “todo el tiempo, ¿por qué?, ¿te ha pasado lo contrario?, sí no te has deprimido, o sentido como un fracaso en algún momento de tu vida, deberías ir al psiquiatra, eso no es normal” “Ja, ja” Percival cambió la pantalla de su computadora porque su jefe pasó por el pasillo. “Creo que mis padres odian que sea una maga”, escribió Lilith y la alerta de un nuevo mensaje apareció en la pantalla. – Gracias por llamar, en este momento estoy rastreando su paquete – dijo Percival, no tenía una llamada, estaba hablando para no alertar a su jefe y después revisó el mensaje – creo que mis padres odian que sea una maga, los míos odian que sea un ingeniero. “¿Ya hablaste con ellos?” Lilith suspiró, “no” Percival cruzó los brazos, dar consejos no era su fuerte, miró la pantalla y después escribió. “¿Qué te hace pensar que lo odian?” Lilith escribió mensaje tras mensaje contando todo lo que había pasado, el brazalete que anulaba su poder mágico, la inscripción y los nombres de las materias que llevaría durante un semestre, y eso sería todo, según su madre, no necesitaba otra carrera, era suficiente con saber usar su talento, no más. “¿Qué pasa si quiero cambiar de carrera?”, escribió al final, “debería poder hacerlo, es mi vida, soy libre de arruinarla, no entiendo por qué mis padres no lo entienden” Percival respondió dos llamadas en el tiempo que Lilith escribía y leyó todos los mensajes después de varios minutos, para responder: “este es mi consejo, van a darte una credencial, memoriza tu matricula y después del primer semestre inscríbete en las clases que quieras, mientras pagues la colegiatura, la escuela estará de tu lado” Lilith se incorporó, era cierto, ella podía inscribirse por su cuenta, e increíblemente jamás se le ocurrió – eres un genio, o yo una tonta – pensó en voz alta y escribió, “gracias” Percival minimizó la pantalla y se concentró en su trabajo, el día apenas comenzaba, unos diez minutos después recibió otro mensaje. “¿Me contarás sobre la novatada?” “No” “Por favor” “Olvídalo” “¡Una pista!” “¡La curiosidad mató al gato!” “Está bien, no preguntaré” “Esa era la pista” – Chateas con tu novia. Percival se asustó, se quitó la diadema y miró hacia atrás, por suerte era una compañera que había sido amable y no alguien que podía reportarlo – no, es una amiga. Justo en ese momento, Lilith le envió un sticker con un corazón y él cerró la ventana. Su compañera sonrió y se inclinó para susurrar – ¡qué no te atrapen! Aún era temprano, faltaban varias horas para que Percival saliera de su turno y técnicamente, fue Lilith quien alargó la conversación, él estaba a punto de cerrar todo. – Tomaré un descanso – le dijo a su compañero en el cubículo de al lado y caminó hacia la oficina de su jefe. Esa temporada había un nuevo artículo en promoción, todo el pasillo estaba lleno con afiches y carteles, llegó al final, respiró profundamente y tocó. – Adelante, ah, ¡qué bueno que te veo! – dijo su jefe – el ministerio es un caos, creo que alguien se murió, llamé para que me pagaran el cuervo que regalaste y transfirieron mi llamada, esto saldrá de tu suelto – le mostró el recibo. – Le dije que un demonólogo lo destruyó, no fue mi culpa, le daré su número. – ¿Quién llevó el nuevo modelo a la tienda sin mi autorización? Ese fue Percival, no servía negarlo – yo lo hice. La mirada de su jefe fue muy clara, no quería lidiar con el papeleo y era más fácil cobrarle a su empleado. Percival suspiró – hace unos meses dijo que sí tenía una vacante en el área de ingeniería me llamaría. – Claro, en caso de que hicieras bien tu trabajo, escucha, tómalo como un consejo, eres muy noble para el comercio. Salió temprano, caminó al estacionamiento e hizo una llamada. Antonio estaba de camino al funeral de Anna – bueno. – Es solo información, no le hará daño a ella o a su familia, ¿cierto? – Nada les pasará, solo necesito que averigües todo lo que puedas del espejo – se estacionó – el dueño original de la tienda fue Luis Carlos Bonel, la mantuvo abierta por cuarenta años hasta el día de su muerte, según su testamento le dejó todas las propiedades a su hijo mayor Gustavo, pero su hija Martha presentó una demanda, declarando que su padre murió intestado y que el documento era falso, la tienda permaneció cerrada mientras se arreglaba la demanda, hace veinte años fue vendida a su actual dueño Lucios Bonel, sí todas las decoraciones fueron compradas por el primer dueño, quizá nadie en esa familia sepa realmente de dónde vino el espejo, por eso tendrás que investigarlo. Percival tragó saliva – sí esto es importante, ¿por qué no va con el dueño y le explica todo esto? – Porque la persona que falleció en ese espejo fue mi compañera, tengo un interés personal en el caso, no tengo permitido investigarlo – dijo y guardó los documentos que estaban en el asiento del copiloto – te dije que el sujeto de la tienda estaba usando una apariencia falsa, ¿conseguiste las imágenes? Percival miró la memoria usb en su llavero – las tengo. – Sí estoy en lo correcto, ese hombre fue a la tienda antes y podría volver, tu amiga y su familia estarán en peligro si eso pasa. Percival sintió una corriente fría pasando por su nuca. Después de una pausa y tras ver la hora, Antonio dijo – preséntate en el ministerio el lunes por la mañana, ahora tengo que irme, debo llegar al funeral.
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