Percival seguía mirando las fotografías, confiaba en la tecnología, sabía que eran imágenes y que ningún objeto le saltaría al rostro, pero estaba muy inquieto, pasó la siguiente imagen y vio a una persona recargada sobre uno de los libreros en las fotografías, segundos después comprendió que era una chaqueta colgada en la esquina de una mesa.
Se apartó de la computadora y caminó por la sala.
En la habitación a un costado, alguien dio una respiración muy profunda, Percival retrocedió, vio al demonólogo salir a hacer una llamada, así que la persona dentro de la habitación debía ser alguien más – lo siento – se disculpó por el ruido.
La persona dio una respiración chillante que lo hizo sentir nervioso, empujó la puerta muy lentamente y el sonido se repitió, era el agua que subía por la tubería.
– ¡Qué demonios!
Nunca fue de los que veían fantasmas, eran las fotografías, después de mirarlas tenía la impresión de que alguien lo estaba observando desde las sombras.
Afuera, Antonio deseo golpear algo – no lo liberé, tienes cámaras de seguridad, ni siquiera estoy en el edificio, mantenerlo vigilado era tu responsabilidad, explícame, ¡qué sucedió!
Julián estaba mirando las cámaras – su abogado lo llamó, se reunieron para hablar y la pared estalló, ya estamos buscando a la persona que lo contrato, ¡de verdad no lo hiciste!
A Antonio le quedó muy claro que no sería el empleado del mes y al usar esa frase pensó en Paul – ve al espejo.
– ¡Qué!
– Ese sujeto se arriesgó mucho para llegar al espejo, no lo dejaría atrás.
Julián dejó el cuarto de control – lo tendremos asegurado.
Antonio colgó la llamada, frente a él había un vacío muy profundo, antes Percival le comentó que el ladrón vandalizó un artefacto de seguridad para entrar a la tienda, también esperó que la tienda estuviera vacía y dejó inconsciente a la única empleada.
No fue un crimen del momento, ese hombre planificó todo muy arduamente, entonces, ¿por qué no se llevó el espejo?
Si fuera él, habría sido el siguiente paso, tomar el espejo, salir de la tienda, cruzar la frontera con otro estado y nadie lo encontraría en años, pero él entró al espejo para llevarse lo que necesitaba y dejar la dimensión en su lugar.
– Maldición.
La puerta fue azotada y Percival dio un pequeño brinco sobre su asiento, hablando muy en serio, si el viento soplaba, él se habría asustado.
– Las imágenes que mencionaste, ¿aún las tienes?
Percival miró la pantalla.
– Esas no, las de la tienda.
– Están en mi trabajo.
– Guárdalas en una memoria.
– El sujeto que entró a la tienda no está, lo busque antes...
– Usó una apariencia falsa, te daré la correcta en cuanto regrese a mi trabajo – se sintió frustrado, le dio una vuelta a ma habitación y respiro profundamente para calmarse, después acomodó una silla y se sentó – ¿por qué respondes llamadas?
Percival tardó en responder – es mi trabajo.
– Te graduaste como ingeniero mágico, no creo que haya sido para responder el teléfono.
Percival tragó saliva – no pasé la entrevista, quieren personas con experiencia y yo no la tengo.
Antonio se inclinó hacia el frente – hace unos diez años entré al ministerio y como rutina me hicieron una evaluación, mi jefe dijo: no sabe trabajar en equipo, yo le dije que era un idiota, pero él tenía razón, era joven, arrogante y muy engreído, así que me enviaron a responder llamadas – lo dijo con nostalgia – una noche estaba muy enojado, alguien llamó al servicio de emergencia, gimió y colgó, así que remarqué y esperé a que alguien respondiera, fue un hombre, en sus cuarentas, me dijo que su hija había llamado por error y yo le dije que su hija era una mocosa estúpida, que debía criarla mejor o golpearla sí era necesario para que aprendiera, estuve gritándole unos cinco minutos, después colgué y me quedé pensando, ¿qué clase de padre deja que insulten a su hija?, el mío me habría dejado noqueado sobre la calle sí hubiera dicho algo malo de mi hermana, así que volví a marcar, nadie respondió, salí del trabajo, tomé un taxi y fui a la casa. La niña que llamó estaba atada dentro del armario, su padre recibió una maldición y el mago que entró a robar a la casa y que respondió el teléfono cuando yo llamé, huyó.
Percival no esperaba ese desenlace.
– El padre resultó ser el hermano de mi jefe, al día siguiente me ascendieron, llegué a casa, le conté la historia a mi madre y ella dijo: ¡qué niña tan valiente!, no lo pensé antes, lo que yo hice fue subir a un taxi e ir a la casa, ella se enfrentó a su atacante, acababa de adquirir su talento mágico, no sabia controlarlo, así que lo hizo explotar, tomó el teléfono, llamó al servicio de emergencias y gracias a eso su padre sobrevivió – suspiró – su nombre era Anna, y falleció en ese lugar – señaló la pantalla.
Percival ya se sentía inquieto desde que comenzó a mirar, ahora estaba muy asustado – ¿por qué me está diciendo esto?
– Porque el culpable escapó y necesito encontrarlo, ese hijo de perra tiene que pagar.
Paul no fue quien asesinó a Anna, él estaba en prisión cuando pasó, pero hasta que no entendiera lo que sucedió dentro de ese espejo, era su único sospechoso.
– Entiendo, conseguiré las imágenes de la tienda y se las traeré.
– Necesito más que eso, la chica de la tienda, dijiste que la acababas de conocer.
Percival asintió – sí, ese día llamó para una queja – lo explicó y se detuvo, había cierta similitud entre la historia que Antonio le contó y lo que le pasó a él y a Lilith.
– El sujeto que entró a la tienda no se llevó el espejo, lo que hizo fue entrar a la dimensión desde esa pared, sabía algo que nosotros no. Mi compañera murió por algún mecanismo dentro de esa dimensión, pero ahora no puedo entrar porque es peligroso y no puedo interrogar al sospechoso, la única fuente confiable que me resta, es la tienda.
– Y la familia de Lilith – completó Percival – sí ellos supieran algo, lo habrían dicho, su hija fue atrapada por un demonio.
– Sé que no lo saben, hablé con ellos, por eso necesito investigarlo, yo desde la vía legal y tú con la familia.
De pronto, hacía frío, Percival se cubrió la nuca – soy ingeniero mágico, según mi padre eso ni siquiera cuenta como ser un mago, no investigo.
– Puedo conseguirte un empleo en el departamento de ingeniería del ministerio, no es lo ideal y probablemente pases un año registrando patentes, pero es experiencia y estarás trabajando con artefactos, no con quejas.
Percival continúo presionando su nuca, no lo hacía por el clima, era porque sentía que alguien lo estaba apuñalando con la mirada desde la parte de atrás – no puedo hacer eso – cerró su computadora – tengo que irme, mi turno comenzará pronto.
– Piénsalo – fue lo último que Antonio le dijo.
*****
Lilith se quedó dormida – diablos – despertó, miró su celular y bajó los escalones, su padre miraba un partido de futbol – ¿cuáles son los efectos secundarios de esta cosa?
Su padre levantó la mirada – cansancio, soñolencia, la posibilidad de que tengas esas reacciones es muy baja, solo ocurre con personas sensibles.
– Pues soy hipersensible, llevo dormida todo el día – se dejó caer sobre el sillón.
Diez minutos después el equipo visitante se aproximó a la portería contraria, el jugador lanzó el balón, un jugador de la defensa trató de sacar el balón de la cancha, le dio una patada y lo lanzó justo a la portería para un perfecto autogol.
– Hijo de*
Lilith sonrió al escuchar a su padre maldecir y se acomodó en el asiento, casi enseguida su estómago gruñó.
– Tu madre dejó spaguetti, ella y Lucios fueron de compras, sí quieres comer o prepararte algo, adelante.
Lilith no perdió el tiempo, fue a la cocina y comenzó a levantar tapaderas, en su bolsillo, su celular emitió un sonido de notificación, el número no estaba registrado, y los mensajes decían:
“Hola, soy Percival Vignon, el empleado de la tienda Deimos”
“¿Cómo estás?”
Lilith agregó el contacto bajo el nombre ¡chico cuervo!, sin corazones, todavía no lo conocía lo suficiente, después respondió.
“Mucho mejor, no vas a creerlo, ya no soy una mundana, ¿recuerdas lo que pasó dentro del espacio mental?”
Se detuvo y borró todo el mensaje, lo que pasó en esa biblioteca estaba en su mente, no en la de Percival, él realmente no recordaba lo que pasó.
“Mucho mejor, no vas a creerlo, fui al ministerio de magia para que me hicieran una exploración y descubrieron que mi talento mágico estuvo sellado todo este tiempo”, miró el mensaje durante varios segundos, porque escribir la siguiente frase era muy emotivo – soy una maga – dijo mientras lo escribía y soltó un gemido.
Desde la sala su padre preguntó – ¿todo bien?
– Sí – alzó la voz.
La respuesta llegó pronto.
“Eso es increíble, te felicito”
Lilith miró la pantalla, había esperado que sus padres la felicitaran o se mostraran súper emocionados, en lugar de eso, parecía que trajo una granada a la casa, viendo nuevamente la respuesta escribió, “gracias”
“¿Te dijeron algo de la maldición?, ¿está relacionado con lo que pasó en la tienda?”, escribió Percival en la computadora, usando una ventana pequeña para que su jefe no lo descubriera y antes de enviar el mensaje se detuvo.
¿Qué estaba haciendo?
Su padre se lo dijo muchas veces, no lo apoyaría sí decidía estudiar ingeniería mágica y él lo hizo, estaba por su cuenta, pero al menos, podía decir que fue su decisión, involucrar a otras personas era cobarde.
Borró el mensaje.
“Asistiré a la academia para aprender a controlar mi talento”, escribió Lilith mientras él seguía borrando, y continúo “tú fuiste a la academia, ¿cierto?, ¿tienes algún consejo?”
El tiempo de descanso de Percival era corto, miró la pantalla y pensó en lo que respondería, “no llegues tarde”
El spaguetti termino de calentarse, Lilith se sirvió y después vio el mensaje.
“El primer día no hagas preguntas, espérate a ver el carácter del maestro que te toque, no uses tu celular, no comas en el salón y no bosteces”
Lilith agrandó los ojos, “¿es en serio?, o me estás jugando una broma”
“Nunca has asistido a la clase de un mago, una vez respondí un mensaje en clase, mi celular salió volando y se pegó al techo, tuve que ir por una escalera para bajarlo”
Lilith abrió la boca y soltó una risotada solo de imaginar a Percival con una escalera tratando de alcanzar su celular, “¿por qué no usaste magia para bajarlo?”
“No se puede usar magia sobre la estructura de la academia, es una regla muy vieja, cuenta la leyenda que había batallas en los pasillos y guerras de comida en la cafetería, pero un día, un estudiante lanzó un hechizo, erro, le dio a una escultura y hubo varios heridos.
La escuela tomó medidas para evitar que los estudiantes se maten entre ellos”
“Le quitaron lo divertido”, bromeó Lilith.
Percival respondió una llamada y continúo enviando mensajes.