El capitán Leblanc fue el primero en llegar, Lilith subió al coche sin oponer resistencia, se sentó en la parte de atrás y esperó a que el capitán hablará con el taxista y lo tranquilizará, después lo vio subir al coche y mirarla. – ¿Qué fue lo que sucedió? Lilith no sabía en qué momento el demonio volvería a aparecer y le quitaría su cuerpo, su voz y sus pensamientos – hay un demonio dentro de mí, la liberación y el contrato ya se cumplieron, en mi mochila – se quedó sin voz, no pudo decir que el espejo estaba dentro de una cosmetiquera, ni siquiera podía emitir un sonido, era como tener algo atorado en la garganta. – Te llevaré al ministerio – dijo el capitán Leblanc y condujo. El ministerio estaba a cinco minutos, sin importar por cuánto tiempo Lilith corrió y escaló, solo había pas

